Ascendente marea creciendo en lenta fiebre
los amantes se buscan y enlazan dulcemente,
como árboles que avanzan,
cumpliendo su destino de incendiada epidermis.
De pie son dos espadas que luchan tercamente
por distraer la muerte,
tendidos son dos ríos fluyendo hacia el instante
que anula la sellada consigna del olvido.
Y si el mundo, impaciente,
se sale de sus goznes, estalla o se disuelve,
los amantes lo ignoran, apenas necesitan
el canto de su sangre,
su vida recobrada en húmedas batallas
y las pequeñas muertes en cada despedida.
Ésta es la ley del embudo: para mí lo ancho, para ti lo agudo.
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ResponderEliminarSobre mí un lago
de vaporosas aguas.
Cielo cubierto.
ResponderEliminarPodemos conocer el pasado, siquiera de un modo simbólico, y podemos imaginar el futuro, según el temor o la fe. Pero en el presente hay demasiadas cosas para que nos sea dado descifrarlas.
(BORGES)
ResponderEliminarEs preferible un fiero león delante de uno que un perro traidor detrás.
(proverbio irlandés)
ResponderEliminarPueblo chico, infierno grande.
Es cuando luce el sol cuando hay que arreglar el tejado.
ResponderEliminar(proverbio ruso)