viernes, 28 de junio de 2013

Lo llenan todo (por Juan Ramón Jiménez)

Como médanos de oro,
que vienen y que van, son los recuerdos.
El viento se los lleva,
y donde están, están,
y están donde estuvieron,
y donde habrán de estar... –Médanos de oro–.
Lo llenan todo, mar
total de oro inefable,
con todo el viento en él... –Son los recuerdos–.

7 comentarios:

  1. Si un poema no es
    desde sus primeros momentos
    un desastre natural
    no termino de leerlo.

    Repito:

    si el objeto textual, el registro performático de la experiencia o lo que se quiera; si la escritura, el berrinche

    o lo que se quiera,

    si el saber de la tribu no viene en forma de un golpe irreparable en el centro del lenguaje, si no revive por lo menos una zona de fantasmas,
    no termino de leerlo.

    Me parece que los, por así llamarlos, escritores de poemas,
    inscriptores de poemas,
    los adolescentes perpetuos
    que bajan las escaleritas de prosas cortadas al ras
    como esta,
    se han tomado tan en serio a sí mismos que es preciso revocarles las licencias poéticas

    de manera gremial, inmediata y retroactiva.

    Con esta cantidad de poemas, un modesto lector tendría
    para pasarse la vida escarbando
    en la pelusa de hondos, orondos ombligos.

    No leer, pues,
    adquiere aquí una importancia de primer orden
    y de segundo y de muchos órdenes:

    (manifiesto: la especificidad o nada)
    (manifiesto: la ciencia o nada)
    (manifiesto: perdices o nada)

    ResponderEliminar
  2. Zoologías de lectura de corte

    1) pragmático;
    2) de acendrada pereza;
    3) de vocación por lo solamente más preñado de asombro;
    4) de una fe, por así llamarla, en el idioma;
    5) de un contrato ineludible con la muerte y con el pan.

    Llega un momento en la vida del modesto lector
    donde son necesarios únicamente
    los poemas perfectos, poemas
    o unidades de desarrollo textual,
    si se quiere,
    de extrañeza frente al idioma
    si se quiere,
    que lo lancen a uno varias veces al día
    por las escaleras
    (es que en las ciudades no se encuentra fácilmente
    como si tal cosa
    un abismo, menos dos),

    que por lo menos le modifique a uno
    la visión del mundo en fase Beta,
    especialmente los poemas larguísimos
    y los poemas especialmente cortos,
    especialmente las prosas cortadas,
    las coartadas poéticas
    como el insomnio,
    especialmente los koanes y los estornudos
    de donde uno sale, literalmente, expelido,
    siendo otro.

    El peligro, claro, recae
    en la pérdida de toda sutileza,
    en la pérdida
    de la gozosa posibilidad del aburrimiento,
    de la sabia esterilidad,
    de lo parco benéfico,
    en fin,
    en la pérdida del uso consensuado del punto y coma
    se me ocurre,
    de la praxis del susurro,
    de todo lo que no sea un disparo,
    de todo lo que no sea una teoría del disparo a quemarropa.

    El peligro es que perdamos los matices que dan su especial coloradura a las cebras y a los tigres y los diferencian claramente de las páginas impresas,

    el peligro será confundir un tigre con un poema, más por morbo y por el olor avinagrado de los belfos que a las adolescentas cuarentonas siempre les parece de lo más agradable,

    el peligro será redundar, sobre todo, y escribirse de nuevo el canto quinto de Altazor por accidente, tiritando,

    el peligro será sobre todo la pérdida del peligro,
    los poemas que se pueden convertir en vinagre de escritorio,
    cabecitas calvas de alfileres, el peligro
    será enredarnos en la maraña intransitable
    de hilos negros.

    JAVIER RAYA

    ResponderEliminar
  3. (Experimento aplicado a la Rima LIII de Becquer, la de las oscuras golondrinas.)

    (Traducido mediante GOOGLE TRANSLATE al inglés, luego al alemán, luego al checo, al portugués, al francés y de vuelta al español. )


    Purple Martins regreso
    el balcón sus nidos a colgar,
    y de nuevo con las alas de sus cristales
    jugar a llamar.
    Pero, ¿quién quiere prescindir
    su belleza y mi palabra
    aquellos que han aprendido nuestros nombres ...
    Esta ... Otra vez no!
    Madreselva Volver densa
    paredes de escalada,
    y de nuevo en la noche más hermosa
    abrir sus flores.
    Pero la rosa
    parecía sacudir las gotas
    y las lágrimas cayeron como el día ...
    Esta ... Otra vez no!
    El nuevo amor de sus oídos
    Sus palabras encendieron;
    el corazón de los sueños
    tal vez despertará.
    Pero en silencio y absorto y de rodillas
    Adorado en el altar,
    el mismo niño que Te amo ...

    Bueno ... ¡No quiero!

    ResponderEliminar
  4. ¿ Medanos de oro ? , no sabia lo que era un medano y solo con esas tres palabras me conformo para darle un 10 , me parece una metáfora digna de un Nobel como J.R.J.
    El Picasso en la época azul puso color a la poesía de Juan Ramon ( una percepción subjetiva ) .
    Saludos

    ResponderEliminar
  5. médano.

    1. m. duna.
    2. m. Montón de arena casi a flor de agua, en un paraje en que el mar tiene poco fondo.

    ResponderEliminar
  6. Hay una diferencia entre la poesía con licenciatura y la poesía licenciosa. (anónimo! Dónde estás para leerte???). Yo también tengo experimentado con el traductor de Google (un intérprete versado, maravilloso).
    Edulcorarse en la transgresión es caer en la petulancia. El peligro de leer cierta poesía es el encefalograma plano. Me agrada esa visión poética que tienes, pero es necesario que alguien lea para poder escarbar en la pelusa de hongos y orondos ombligos como lo haces tú (champiñones meditabundos de agradable recreo).

    ResponderEliminar

  7. La vida no debiera echarlo a uno de la niñez, sin antes conseguirle un buen puesto en la juventud.

    (Miguelito / MAFALDA /Quino)

    ResponderEliminar

¿Te gustó el poema seleccionado? ¿Crees que merece estar en zUmO dE pOeSíA?

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.