martes, 28 de octubre de 2014

Ladremos juntos (por Serguei Esenin)


Dame tu pata, como buena estrella, Jim.
Una pata igual no vi en mi vida.
Ladremos juntos este día tranquilo
a la cara de la luna que nos mira.
Dame tu pata, como buena estrella, Jim.
No seas así; no te relamas tanto...
Sólo quiero que caigas en la cuenta...
Porque tú no sabes lo que es esta vida,
ni que vivirla merece la pena.
Sé que tu dueño es amable y distinguido,
que por su casa pasan muchos caballeros.
Y todos ellos, sonriendo, pretenden
acariciar tu piel de terciopelo.
¡Eres, a lo perro, una hermosura!
Juguetón, ingenuo y cariñoso.
Y sin pedir a nadie explicaciones,
besas, como el amigo ebrio, a todos.
Amigo Jim, entre todos esos huéspedes,
¡hubo tantos así y de mil maneras!...
Dime, ¿aquella tan callada, la más triste,
no entró tal vez por esa puerta?
Ella vendrá, te juro que ella viene.
Y si por desgracia, yo, allí no estuviera,
lámele por mí su mano, con ternura,
por todo cuanto fui culpable e inocente.


10 comentarios:


  1. El mar está entre
    los concéntricos círculos
    de tus pupilas.


    (CUQUI COVALEDA)

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  2. Deshacer un error siempre lleva m´s tiempo que cometerlo.

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  3. Sin Afrodita
    ninguno de nosotros
    existiríamos.

    (RAFAEL BALDAYA)

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  4. No se es padre sólo por tener un hijo, como no se es pianista por tener un piano.

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  5. Oye, Fidel:
    Si lo tuyo es tan bueno,
    ¿por qué censuras?

    (CUQUI COVALEDA)

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  6. Mi pena es muy mala
    porque es una pena
    que yo no quisiera
    que se me quitara.

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  7. Recesión es cuando tu vecino pierde el empleo. Depresión es cuando lo pierdes tú.

    (SAMUELSON)

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  8. Puedes aplastar a una persona con el peso de tu lengua.

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  9. Sólo tengo un amigo: el eco. ¿Y por qué es mi amigo? Porque yo amo mi pena y él no me la quita. Yo sólo tengo un confidente: el silencio de la noche. ¿Y por qué es mi confidente? Porque se calla.

    (KIERKEGAARD)

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  10. EN LA BIBLIA NO APARECE NADIE FUMANDO

    Pero qué tal si Dios o los que escribieron la Biblia
    se olvidaron de agregar los cigarros
    y en realidad todas esas figuras bíblicas
    se pasaban el día entero fumando
    al igual que en los cincuenta en que se podía fumar
    en los aviones y hasta en la televisión
    y yo imagino a todos esos gloriosos judíos
    llevándose sus cigarrillos a los labios
    y expulsando el humo por las narices
    en lo que aguardan
    por sus visiones o porque Dios les hable,
    e imagino a David tocando el harpa
    en un templo lleno de humo,
    a Abraham fumando cigarro tras cigarro
    antes de decidirse a matar a Isaac,
    a María fumando antes de darle a José
    la noticia de que está embarazada,
    e incluso imagino a Jesús sacando un cigarro
    de detrás de la oreja y fumando
    para relajarse antes de dirigirse a las multitudes
    reunidas en torno suyo.
    Yo no soy un fumador.
    Pero a veces me vienen ganas y fumo
    como en este instante en que miro la lluvia
    caer tras la ventana
    y me siento como Noé cuando esperaba
    que pasara el diluvio y se la pasaba
    de arriba a abajo por toda el arca
    buscando donde había puesto
    esa maldita cajetilla.

    (FRANK BÁEZ)

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