martes, 7 de octubre de 2014

Un viento ajeno y libre (por Fernando Ortiz)


Blancas de cal las casas que en el alba se alejan.

Un tibio sol de invierno va atemperando el aire.

Desde el mar los tejados menos altos y nítidos.

Temo la soledad. Y la melancolía

me invade si contemplo el puerto abandonado

y la ciudad hundiéndose bajo aguas azules.

Si miro al mar veo sólo mi presente inestable,

precario, tornadizo, al igual que las aguas

que el «Lord Howard» remueve y aparta con su quilla

-como el tiempo pasado la espuma se disuelve

mientras el barco sigue seguro su camino-.

Mas levanto mis ojos y un viento ajeno y libre

despeina mis cabellos, acaricia mi cara,

templando mi inquietud ante el vasto horizonte.

Ahora miro adelante: ¿Qué habrá tras esas nubes?

Dejo tierra y afectos. Perdonadme mi odio

y también el amor que sufro por vosotros:

aunque nunca consiga desterraros del alma

habréis de serme extraños. Así, al menos, lo quiero.

No han de volver mis ojos, ni han de volver mis pasos.

Amo la libertad. Y mi amada no es fácil.

6 comentarios:


  1. Cada vez que cometes un error, significa que había algo que necesitabas aprender.

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  2. La recompensa de las buenas obras es haberlas hecho. No hay otro premio digno.

    (SÉNECA)

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  3. Último invento,
    de ti dirán un día
    Oh, qué antigualla.

    (CUQUI COVALEDA)

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  4. No te rías de los pobres
    que de puerta en puerta llaman,
    no vaya a ser que tú mismo
    tengas que pedir mañana.

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  5. Un viejo bolso,
    una entrada de un cine
    que ya no existe.

    (SUSANA BENET)

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  6. El que en verano regaló el abrigo,
    no se queje en invierno de que pasa frío.

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