no seré más que una sombra imprecisa;
habré existido en un instante en que la
alegría y la piedad ardían en tus ojos.
Pero también quiero permanecer desconocido en ti.
Desconocido. Simplemente envuelto en tu felicidad.
Tú distraída en tu luz y yo apenas viviente en ella, y así,
imperceptiblemente amado, esperar la desaparición.
Aunque quizá estamos ya separados por un hilo de
sombra y cada uno está en su propia luz
y la mía es la que tú vas abandonando.
Cuando el amor se acaba, ¿sabes tú adónde va?
ResponderEliminarNo es la misma realidad desde el suelo que desde el tejado.
ResponderEliminarQuien yerra y se enmienda, a Dios se encomienda.
ResponderEliminarEs mi casa tan pequeña
ResponderEliminarque cada vez que entra el sol,
como los dos no cabemos,
me tengo que salir yo.
El tiempo se hizo para que no pase todo a la vez.
ResponderEliminar(proverbio búlgaro)