viernes, 30 de diciembre de 2016

Pero yo te amaba (por Pär Lagerkvist)


Estás muerta.

Puedo mirarte en paz con toda facilidad. Tu frente es

pequeña y redonda. Antes no la había visto. Eres torpe.

Ahora veo que eres torpe.


Tienes pequeños ojos guiñadores. Ahora los veo. Todo

es pequeño e insignificante en tu casa.

Tus cabellos son re­beldes, gruesos, groseros. Ahora lo veo. Tu labio pende

como el de una muchacha de cocina.

Ahora todo lo veo.

Estás muerta. No eres nada.


Tú sólo eras una muchacha de cocina, una entre la suciedad. Una

que debía morir.

Pero yo te amaba. Era eso.


Ahora esto ha concluido. Ahora has muerto.

Me agradaba tanto acariciar tus cabellos, cuando

estaban vivos. Yo amaba todo lo que había de feo en tu

casa, tanto cuanto esa fealdad estaba viva.


Ahora ha concluido. Ahora has muerto.

Acariciaba tu cabellera, aunque fuera gruesa,

grosera. Amaba tus pequeños ojos, cuando miraban ante sí en el mundo la mañana.

Entonces amaba todo en tu casa.

Ahora esto ha terminado. Ahora has muerto.

Ama­ba tus pies grandes. Y amaba también tus manos agrietadas.

Ahora están muertas. Ahora ya no existe nada. Es

preciso que continúe mi camino, que marche, que mar­che.

Has muerto.

Ahora nada existe.

Ahora has muerto.

Ahora en el mundo entero ya no existe nada.


4 comentarios:

  1. Lo perfecto no deja entrar a nadie.

    (CANETTI)

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  2. Oraréis por vuestro hermano
    llevando un cirio en la mano,
    preparad blanca motaja
    por si sufre alguna raja.

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  3. El ideólogo no desea conocer la verdad, sino proteger su sistema de creencias y abolir, espiritualmente (ya que no puede físicamente), a todos los que no creen lo mismo que él.

    (REVEL)

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