Siempre la claridad viene del cielo;
es un don: no se halla entre las cosassino muy por encima, y las ocupa
haciendo de ello vida y labor propias.
Así amanece el día; así la noche
cierra el gran aposento de sus sombras.
Y esto es un don. ¿Quién hace menos creados
cada vez a los seres? ¿Qué alta bóveda
los contiene en su amor? ¡Si ya nos llega
y es pronto aún, ya llega a la redonda
a la manera de los vuelos tuyos
y se cierne, y se aleja y, aún remota,
nada hay tan claro como sus impulsos!
Oh, claridad sedienta de una forma,
de una materia para deslumbrarla
quemándose a sí misma al cumplir su obra.
Como yo, como todo lo que espera.
Si tú la luz te la has llevado toda,
¿cómo voy a esperar nada del alba?
Y, sin embargo esto es un don, mi boca
espera, y mi alma espera, y tú me esperas,
ebria persecución, claridad sola
mortal como el abrazo de las hoces,
pero abrazo hasta el fin que nunca afloja.
Donde no hay claridad reina lo turbio.
ResponderEliminar¿Por qué viviste tanto tiempo en el fango hasta convertirte, tú mismo, en rana o sapo?
ResponderEliminar(NIETZSCHE)
El amor cortés es sin contacto.
ResponderEliminar(DALÍ)
La inmundicia de lo cotidiano forma parte del amor.
ResponderEliminar(Cédric Klapisch)