martes, 5 de septiembre de 2017

Nunca te enamores (por Julián Herbert)



Nunca te enamores de 1 kilo
de carne molida.
Nunca te enamores de la mesa puesta,
de las viandas, de los vasos
que ella besaba con boca de insistente
mandarina helada, en polvo:
instantánea.
Nunca te enamores de este
polvo enamorado, la tos
muerta de un nombre (Ana,
Claudia, Tania: no importa,
todo nombre morirá), una llama
que se ahoga. Nunca te enamores
del soneto de otro.
Nunca te enamores de las medias azules,
de las venas azules debajo de la media,
de la carne del muslo, esa
carne tan superficial.
Nunca te enamores de la cocinera.
Pero nunca te enamores, también,
tampoco,
del domingo: futbol, comida rápida,
nada en la mente sino sogas como cunas.
Nunca te enamores de la muerte,
su lujuria de doncella,
su sevicia de perro,
su tacto de comadrona.
Nunca te enamores en hoteles, en
pretérito simple, en papel
membretado, en películas porno,
en ojos fulminantes como tumbas celestes,
en hablas clandestinas, en boleros, en libros
de Denis de Rougemont.
En el speed, en el alcohol,
en la Beatriz,
en el perol:
nunca te enamores de 1 kilo de carne molida.
Nunca.
No.


3 comentarios:

  1. El horizonte.
    Ni el viento tiene fuerza
    para empujarlo.

    (AITOR FRANCOS)

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  2. colegialas con pantimedias
    sentadas en la parada del autobús
    que parecen cansadas a los 13
    con los labios pintados de frambuesa.
    hace calor al sol
    y el día en el colegio ha sido
    aburrido, y volver a casa es
    aburrido, y
    yo paso por delante en coche
    escudriñando sus tibias piernas.
    ellas desvían la
    mirada
    han sido prevenidas
    contra los viejos machos desalmados y salidos; no están dispuestas
    a ofrecerse sin más.
    pero también es aburrido
    esperar a que pasen los minutos en
    la parada y los años en
    casa, y los libros que
    llevan son aburridos y la comida
    que comen es aburrida, e incluso
    los viejos machos desalmados y salidos
    son aburridos.
    las chicas con pantimedias esperan,
    esperan el tiempo y el momento
    adecuados, y entonces se pondrán en marcha
    y entonces conquistarán.
    yo paso en mi coche
    mirando furtivamente sus piernas
    feliz porque nunca seré
    parte de su cielo ni de
    su infierno. ¡pero ese carmín
    escarlata en esas tristes bocas
    expectantes! sería agradable
    besar cada boca una vez, plenamente,
    y luego devolvérsela.
    pero el autobús se
    las llevara primero.

    (BUKOWSKI)

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  3. Las consecuencias de nuestras omisiones pueden ser más graves que las de nuestros actos.

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