Y te marchaste, breve, entre los pinos.
Y yo -¡Dios mío!- me iba preguntando:
¿Qué haré con tanta tarde entre las manos?
¿Qué haré cuando me enrede entre las horas?
¿Cuando la estrella clave en mí su nombre?
¿Qué harás, corazón mío?
Y ahora -ya el tiempo alfanje entre nosotros-
me sigo preguntando:
¿Qué haré con tanta tarde, con tanto corazón,
con tanto barro,
si no tengo tus ojos para alzarme?
Todo me sobra si no estás conmigo.
ResponderEliminarSi tú me faltas, todo me sobra.
ResponderEliminarLas novelas son el Fidel Castro de la literatura: narran en 15 horas lo que podrían narrar en 15 minutos.
ResponderEliminarMarylin, tú
ResponderEliminarno estabas hecha para
envejecer.
Soy un discurrir de arena que resbala
ResponderEliminarentre la duna y los guijarros
la lluvia del verano llueve sobre mi vida
sobre mi vida mía que me persigue y huye
y tendrá fin el día del comienzo
caro instante te veo
en el retroceder de este telón de bruma
donde ya no deberé pisar estos largos umbrales movedizos
y viviré lo mismo que una puerta
que se abre y se vuelve a cerrar.
(SAMUEL BECKETT)