lunes, 16 de octubre de 2017

Apeadero (por Juan Ramón Jiménez)


El tren se va. Y en las dejadas soledades;
uno, en lo oscuro ya, se halla consigo mismo.
La voz baja es mayor que el silencio del mundo.
Es uno casi monte, casi agua, casi abismo.

Por la vereda, a veces, qué olores penetrantes
y fulgores de insectos orillan, tan perdido e íntimo
va uno en uno, que olvida la memoria internada
quién es uno, si es, si va a ser, si no ha sido.

La esquila de algún valle toca en el corazón.
Mujeres piadosas van a guardar en el río
su cuerpo bello con el secreto del mundo.
Y vuelve a ser compendio el lucero y el grillo.



4 comentarios:

  1. Es bonito olvidarse de que uno mismo es uno mismo. Saberse solamente un trozo del Uno. Del Uno Total. De lo Uno. Del Todo.

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  2. He escrito más versos que verdad.
    He escrito principalmente
    porque otros han escrito.
    ¿Si nunca hubieran existido poetas en el mundo,
    sería yo capaz de ser el primero?
    ¡Nunca!
    Sería un individuo perfectamente plausible,
    tendría casa propia y moral.
    ¡Señora Gertrudes!
    Limpió usted mal este cuarto:
    ¡Sáqueme de aquí estas ideas!

    (PESSOA)

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  3. Es diminuto
    y escurridizo nuestro
    cupo de vida.

    (CUQUI COVALEDA)

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  4. Jura cada cierto tiempo



    comenzar una vida mejor.



    Pero cuando llega la noche



    con sus consejos,



    con sus compromisos,



    con sus promesas...



    cuando llega la noche



    con esa fuerza del cuerpo



    que necesita y pide,



    hacia el mismo placer fatal,



    perdido, va de nuevo.


    (KAVAFIS)

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