abrazados frente a la ventana
abierta a la ladera de olivos (dos
semillas desnudas dentro de un fruto que el verano
ha abierto violento, y que se llena
de aire), no teníamos recuerdos. Éramos
el recuerdo que tenemos ahora. Éramos
esta imagen. Los ídolos de nosotros,
para la sumisa fe de después.
Con el tú de mi canción
ResponderEliminarno te aludo, compañero;
ese tú soy yo.
(MACHADO)
Fuimos hechos para el mundo. El mundo no fue hecho para nosotros.
ResponderEliminarQue fácil es decir
ResponderEliminarmaté una hormiga
y en cambio qué difícil
quebré mandíbulas
he aplastado un estómago
pisé unos ojos
No hay recuerdo más dulce que el de la alegría que hemos dado.
ResponderEliminar