viernes, 26 de enero de 2018

Sobre las piedras del tiempo (por Antonio Colinas)



Dejadme dormir en estas laderas
sobre las piedras del tiempo,
las piedras de la sangre helada de mis antepasados:
la piedra-musgo, la piedra-nieve, la piedra-lobo.
Que mis ojos se cierren en el ocaso salvaje
de los palomares en ruinas y de los encinares de hierro.
Sólo quiero poner el oído en la piedra
para escuchar el sonido de la montaña
preñada de sueños seguros,
el latido de la pasión de los antiguos,
el murmullo de las colmenas sepultadas.

Qué feliz ascensión por el sendero
de las vasijas pisoteadas por los caballos
un siglo y otro siglo.
Y en la cima, bravo como un espino, el viento
haciendo sonar el arpa de las rocas.
Es como el aliento de un dios
propagando armonía entre mis pestañas y las nubes.

Un águila planea lentamente en los límites,
se incendian las sierras de las peñas negras,
mas no veo las llamas,
las llamas que crepitan aquí abajo enterradas
bajo el monte de sueños aromados,
bajo la viga de oro de los celtas,
junto al curso del agua del olvido
que jamás —en vida— podremos contemplar,
pero que habrá de arrastrarnos tras el último suspiro.

¡Cómo pesan los párpados con la música del tiempo!
¡Cómo se embriagan de adolescencia perdida las venas!
Dejadme dormir en la ladera
de los infinitos sacrificios,
en donde arados y rebaños se han petrificado,
en donde el frío ha hecho florecer cenizales y huesos,
en donde las espadas han segado los labios del amor.

Dejadme dormir sobre la música de la piedra del monte,
pues ya sólo soy un nogal junto a una fuente ferrosa,
la vela que ilumina una bodega de mostos morados,
un trigal maduro rodeado de fuego,
una zarza que cruje de estrellas imposibles.



6 comentarios:

  1. Mirado con ojos tristes, ningún paisaje es alegre.

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  2. Paso a leeros cada día en mis momentos libres. Os felucito por la dedicación de ofrecer cada día un poema. Gracias

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  3. SE NOS FUE TAMBIÉN CLARIBEL ALEGRÍA. EN POCOS DÍAS PABLO GARCÍA BAENA, NICANOR PARRA; Y AHORA CLARIBEL.

    HASTA SIEMPRE, AMIGOS:

    Quiero entrar a la muerte
    con los ojos abiertos
    abiertos los oídos
    sin máscaras
    sin miedo
    sabiendo y no sabiendo
    enfrentarme serena
    a otras voces
    a otros aires
    a otros cauces
    olvidar mis recuerdos
    desprenderme
    nacer de nuevo
    intacta.

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  4. Se llamó Claribel,
    se apellidó Alegría,
    y nunca traicionó
    a su nomenclatura.

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  5. Dice la voz de la lluvia:

    -Soy la misma de hace mil años y de aquí a otros mil, seré la misma.

    Pero una gota, rota en la ventana, no está de acuerdo.

    (CIRSE MAIA URUGUAY)

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  6. Cantando me he de morir,

    cantando me han de enterrar,

    y cantando he de llegar

    al pie del Eterno Padre:

    desde el vientre de mi madre

    vine a este mundo a cantar.

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