Un zumito de poesía, recién exprimida, para desayunar cada mañana. (Rico en vitaminas y antioxidantes. Muy muy nutritivo.)
sábado, 17 de febrero de 2018
Cóctel (por Rafael Baldaya)
Lo amado lo sufrido lo visto lo soñado lo odiado lo sabido lo ansiado lo temido lo oído lo olvidado lo exhibido lo oculto lo hallado lo perdido Todo dentro de un vaso (son entre sí solubles)
Me gusta la literatura que me trastorna y me embriaga como vino o música, que me saca de mí, que me fuerza a leerla en voz alta y a favorecer su contagio, que me explica el mundo y me pone en pie de guerra con el mundo y me refugia de él y me revela con la misma vehemencia todo su horror y toda su belleza.
Yo andaba, andaba, andaba en un andar en andas más frágil que yo mismo, con una ingravidez transparente y dormida suelto de mis recuerdos, con el ombligo al viento… Mi sombra iba a mi lado sin pies para seguirme, mi sombra se caía rota, inútil y magra; como un pez sin espinas mi sombra iba a mi lado, como un perro de sombras tan pobre que ni un perro de sombras le ladraba.
Durante siglos, los ateos y agnósticos tuvieron que esconder su escepticismo por miedo al ostracismo social o, aún peor, a ser ejecutados por herejía. Todavía hoy muchas personas (imposible saber cuántas) en muchos lugares del mundo no se atreven a expresar su escepticismo religioso por miedo a las consecuencias jurídicas o sociales.
Me gusta la literatura que me trastorna y me embriaga como vino o música, que me saca de mí, que me fuerza a leerla en voz alta y a favorecer su contagio, que me explica el mundo y me pone en pie de guerra con el mundo y me refugia de él y me revela con la misma vehemencia todo su horror y toda su belleza.
ResponderEliminar(MUÑOZ MOLINA)
Secretos que ellos mismos no permiten ser dichos.
EliminarCon ese sombrero verde
ResponderEliminarme pareces un ladrón;
y no digo de dinero,
digo de mi corazón.
Lope de Vega
ResponderEliminarnunca acude al Camp Nou
ni al Bernabéu.
(CUQUI COVALEDA)
Yo andaba, andaba, andaba
ResponderEliminaren un andar en andas más frágil que yo mismo,
con una ingravidez transparente y dormida
suelto de mis recuerdos, con el ombligo al viento…
Mi sombra iba a mi lado sin pies para seguirme,
mi sombra se caía rota, inútil y magra;
como un pez sin espinas mi sombra iba a mi lado,
como un perro de sombras
tan pobre que ni un perro de sombras le ladraba.
(EMILIO BALLAGAS)
ResponderEliminarDurante siglos, los ateos y agnósticos tuvieron que esconder su escepticismo por miedo al ostracismo social o, aún peor, a ser ejecutados por herejía. Todavía hoy muchas personas (imposible saber cuántas) en muchos lugares del mundo no se atreven a expresar su escepticismo religioso por miedo a las consecuencias jurídicas o sociales.
(SHERMER)