en las que el incesante devenir
fondea; remansos que detienen
el curso natural
de las horas. Son como remolinos
que absorben la energía;
y la materia, libre,
recupera su ingravidez; y el aire,
cristalizado, inmoviliza
toda acción.
Y es que, a veces,
el tiempo también pierde
su tiempo. Después sigue
fluyendo, ajeno siempre
a nuestra condición. Pero nos deja
la desazón de este pequeño lapso
en que fuimos eternos.
El tiempo pasa.
ResponderEliminarLa eternidad, en cambio,
siempre está quieta.
La mayoría de las gentes son distintas de ellas mismas. Piensan con las ideas de los otros; su vida es una parodia y sus pasiones, remembranzas.
ResponderEliminar(OSCAR WILDE)
Diviértete, corazón,
ResponderEliminarno te des a la vejez,
mira que la juventud
no ha de volver otra vez.