jueves, 31 de mayo de 2018

Cargada de silencio (por Menna Elfyn)


A las doce, la mesa estaba cargada de silencio;

no tenía nada que decirle a nadie,

ningún chisme que desatara una ráfaga pasajera,

ni cuentos chinos como nubes de cuajo y suero,

ninguna historia como rayo fulminante.

Yo no hablaba, absorbida en mi carne.


«Cuéntanos algo de ti» decía Padre

ante nuestro pan de cada día

y yo, titubeante, pinchaba un pedazo

sosteniendo el tenedor en alto para que no se cayera.

Pero era más fácil cincelar el asado con un cuchillo afilado

que partir el pan de la conversación,

más doloroso pasar el tiempo charlando

que alcanzar un plato caliente, seleccionar los guisantes, esperar el turno.


El lenguaje era ayuno.


La frase me vuelve ahora:

el impromptu «cuéntanos algo de ti»

en el banquete de los delegados.

Jamás creí

que me pasaría la vida fileteando palabras.


Me conformo con ser muda

sentada frente a un consejo demasiado cargado

y sin juicio salvo el exceso:

pero tengo hambre de migas

que, cuando sacudes el mantel de la vida,

no son más que


palabras en la fría y dura respiración del viento.



6 comentarios:

  1. Para muchos su vida no es nada interesante y no cuentan nada a nadie. No tanto por timidez como por deseo de no aburrir a los otros. A menudo, sin embargo, son las vidas de las que más interesaría saber.

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  2. Hay algo poco apetecible en eso de tomar las riendas de tu propia vida.

    (SÖDERGRAN)

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  3. Quiso empezar una nueva vida y se mudó a una remota ciudad en la que no le conocía nadie, pero de pronto, al verse reflejado en un escaparate, se dio cuenta de que no había servido de nada ya que le había seguido su mayor enemigo.

    (GARCÍA MARTÍN)

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  4. Calvos que no recuerdan sus pecados,
    vejetes, eruditos, respetables,
    editan y anotan los versos
    que jóvenes inquietos en sus camas
    rimaron con la fiebre del amor
    para halagar al ignorante oído de la belleza.
    Todos arrastran los pies; todos tosen sobre la tinta,
    y desgastan la alfombra con sus pasos;
    todos piensan lo que otros piensan:
    todos conocen a quien conoce su vecino.
    Oh, Señor, ¿qué dirían
    si su Catulo caminara igual que ellos?

    (WILLIAM BUTLER YEATS)

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  5. CATULO
    CARMEN II

    Passer, deliciae meae puellae,
    quicum ludere, quem in sinu tenere,
    cui primum digitum dare appetenti
    et acris solet incitare morsus,
    cum desiderio meo nitenti
    carum nescio quid lubet iocari,
    et solaciolum sui doloris,
    credo ut tum gravis acquiescat ardor:
    tecum ludere sicut ipsa posse
    et tristis animi levare cura
    tam gratum est mihi quam ferunt puellae
    pernici aureolum fuisse malum,
    quos zonam soluit diu ligatam.

    Una probable traducción

    Gorión, de mi amada las delicias,
    con quien juega, a quien tiene en su regazo,
    al que ofrece la punta de sus dedos
    y a picadas le incita, penetrantes,
    cuando al objeto resplandeciente de mi deseo
    le place jugar a no sé qué solaz de su dolor
    cuán grato sería para mí, como hace ella,
    jugar contigo y desterrar las penas
    lejos de mi triste ánimo

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