ahora que has encontrado refugio
en el repentino chaparrón
bajo estos pequeños árboles de sombra.
Escucha los fuertes pinchazos
como si una costurera soñadora y despistada
estuviera cosiendo juntos
el tiempo y la eternidad para ti.
En la acuosa luz verde esmeralda
del final de la tarde,
las hojas, también, encuentran difícil
no estremecerse un poco
mientras escuchan la lluvia.
Cada gota de lluvia un segundo. Un segundo de ese tiempo que no avanza ni retrocede, sino que gira sobre sí mismo.
ResponderEliminarEl tiempo se inventó (o lo inventamos) para que todas las cosas no pasen a la vez.
ResponderEliminarY cuando es de noche, siempre,
ResponderEliminaruna tribu de palabras mutiladas
busca asilo en mi garganta
para que no canten ellos,
los funestos, los dueños del silencio.
(ALEJANDRA PIZARNIK)
146 páginas tiene el ICON que dan hoy con El País. Ni una sola de ellas me ha interesado. NI UNA. ¿Cómo lo consiguen? (¿O será cosa mía?)
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