Un zumito de poesía, recién exprimida, para desayunar cada mañana. (Rico en vitaminas y antioxidantes. Muy muy nutritivo.)
martes, 15 de mayo de 2018
Seáis quienes seáis (por Saiz de Marco)
A todos los que hicisteis que no abrace lo injusto, que la crueldad me angustie, que hacer daño me dañe, que golpear me golpee, que me humille humillar,
Su invisible cuerda. el tiempo: de sol a sol mi abuelo lo ignoraba. sin atrasarse metía sus dedos ágiles entre los tictacs desmayados. cada tornillito tenía su lugar.
oscilación. Movimiento. precisión.
isócronos muelles al compás de sus muñecas; con perfección redonda echaba a andar las manecillas. la lupa sobre un ojo—magnificación de un segundo; el escape a cuestas. el cristal por donde se filtraban más claros los tictacs. puntualmente: —¿qué hora es?— me preguntaba.
hasta que un día en punto (en cosa de un instante) desgastadas se quedaron sus muñecas visibles.
Bonito y con las palabras justas y necesarias.
ResponderEliminarLike a prayer
ResponderEliminarEn esos momentos interminables
ResponderEliminaren que sentado en un banco
de un festivo parque de provincias
con niños, viejos, perros, una fuente,
golondrinas y adelfas juguetonas
esperas que pase el tiempo,
que lamentarás por perdido,
y que llegue la noche,
no sabes si es la felicidad quien te acompaña
o es la soledad quien te limita.
Miras tus zapatos que están llenos de polvo,
sientes hormigas por tus ojos, se hace tarde
y al llegar al hotel duermes solo.
(HILARIO BARRERO)
Su invisible cuerda.
ResponderEliminarel tiempo: de sol a sol mi abuelo
lo ignoraba.
sin atrasarse metía sus dedos ágiles
entre
los tictacs desmayados.
cada tornillito tenía su lugar.
oscilación. Movimiento. precisión.
isócronos muelles
al compás de sus muñecas;
con perfección redonda echaba a andar
las manecillas.
la lupa sobre un ojo—magnificación
de un segundo; el escape a cuestas.
el cristal por donde se filtraban
más claros los tictacs.
puntualmente: —¿qué hora es?— me preguntaba.
hasta que un día en punto
(en cosa de un instante)
desgastadas se quedaron
sus muñecas
visibles.
(TINO VILLANUEVA)