jueves, 10 de enero de 2019

La multitud de ti (por Eliseo Diego)


No solo el hoy fragante de tus ojos amo
sino a la niña oculta que allá dentro
mira la vastedad del mundo con redondo azoro,
y amo a la extraña gris que me recuerda
en un rincón del tiempo que el invierno ampara.
La multitud de ti, la fuga de tus horas,
amo tus mil imágenes en vuelo
como un bando de pájaros salvajes.
No solo tu domingo breve de delicias
sino también un viernes trágico, quién sabe,
y un sábado de triunfos y de glorias
que no veré yo nunca, pero alabo.
Niña y muchacha y joven ya mujer, 

tú todas, colman mi corazón,
y en paz las amo.



4 comentarios:

  1. Nadie es piedra plana. Todo el mundo es poliedro. No se puede amar sólo una cara -un lado, un plano- del volumen: hay que amar todas las caras de la figura... o no amar ninguna.

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  2. Si una de las caras de la figura, una sola, es la de un traidor...No creo que haya que amarlo..¿No?
    Las otras caras pueden ser , en apariencia, aceptables, sin discusión, Don Isidoro Capdepón

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  3. No se puede amar al poliedro si se odia una de sus caras.

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  4. Señor Isidoro Capdepón, la palabra odiar la escribió usted. El poliedro puede tener, dije, " en apariencia",caras aceptables hasta que aparece la cara de traidor. Por lo tanto, creo, no se puede amar al poliedro una vez descubierta su cara.

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