y castos genitales, nuestro amor
tampoco en nuestra boca, ni en las manos:
todo nuestro amor guárdase con pálpito
bajo la sangre pura de los ojos.
Mi amor, tu amor esperan que la muerte
se robe los huesos, el diente y la uña,
esperan que en el valle solamente
tus ojos y mis ojos queden juntos,
mirándose ya fuera de sus órbitas,
más bien como dos astros, como uno.
El amor máximo de dos seres quiere ser un ser, un ser conjunto, abarcador y unido: un solo ser.
ResponderEliminarPero no:
Ser sólo un ser, ser un único ser... no puede ser.
No. Yo no querría. Porque tendríamos la misma culpa, el mismo dolor, la misma enfermedad, la misma desesperanza y la misma traición. Entonces, no podría ayudarlo.Mi abrazo no sería mi abrazo.Mi mirada no estaría en la suya sino en la mía.
ResponderEliminarMe fui quedando acompañado y cierto,
ResponderEliminarentendido en los bosques de mi jungla,
leñador orgulloso de raíces
que no debieron nunca estar ocultas.
Lo de siempre se puso a ser distinto:
el mar entero cupo en una urna,
el hielo de los vasos provenía
de una lejana nieve, nuestra y única,
mis manos migratorias se quedaron
a vivir en tu tierra más profunda
y en mi boca, de siempre descontenta,
dimitían de pronto las preguntas...
(MANUEL ALCÁNTARA)