Rodolfo Hinostroza, José Watanabe, Antonio Cisneros: le estuve recitando sus poemas a la botella de Johnny Walker, mi psicólogo rubio, quien se veía visiblemente emocionado. Hinostroza, Watanabe, Cisneros: se repudiaban también Eliot y Williams pero ambos descansan, uno al lado de otro, en los estantes de esta biblioteca. Tal es el destino de los buenos poetas una vez que han muerto: no rechazarse como polos opuestos de un imán sino mezclarse bajo los ojos de un mestizo borracho a altas horas de la madrugada.
Con el recuerdo emocionado de aquellos sábados por la tarde en la terraza del Alhambra Palace, un fuerte abrazo desde tierras germanas a todos los alegres y añorados colegas granaínos. ¡Y que no pare la música!
Simplemente me son indistintas las sonrisas del verano, y no busco ningún misterio en el invierno, pero he observado casi con seguridad tres otoños en cada año.
El primero es un desorden de la fiesta a pesar del verano de ayer, vuelan las hojas como trozos de un cuaderno; todo es húmedo, abigarrado y claro. Los abetos son los primeros que entran en danza, echando sobre sí un transparente adorno, sacudiendo deprisa las lágrimas momentáneas a una vecina detrás de la cerca.
Así sucede apenas comienza el relato...
Un segundo, un minuto, y aquí viene el segundo, sin pasiones, como la conciencia, oscuro como un ataque de aviones. Todos en seguida parecen más pálidos y mayores. Está saqueada la comodidad del verano, y de las trompetas de oro las marchas lejanas entre una neblina olorosa flotan.
Por las frías olas de su incienso está cerrada la alta bóveda; pero se esforzó el viento, se abrió el espacio y entonces se hizo comprensible a todos: termina el drama, y esto ya no es el tercer otoño, sino la muerte.
FELICIDADES !!!!!
ResponderEliminary vamos por la siguiente década.
A por 2029 (¡qué vértigo!)
Yo también os doy las gracias por la sorpresa/belleza que cada día encuentro en este blog.
ResponderEliminarGracias a la vida, que me ha dado ZUMO.
ResponderEliminar¡Enhorabuena y feliz cumpleaños!
Fui a por zumo rezumante
ResponderEliminarto Garnata from Xixón:
y me lo puso delante
miss Emilia de Alarcón.
Felicidades, esforzados del verso cotidiano.
ResponderEliminarFeliz cumpledécada, Héroes del Verso! Y que cumpláis muchas mááááááás
Me sumo, cómo no, a las felicitaciones por tan alegre efemérides.
ResponderEliminar10 años de ÑAM ÑAM ÑAM ÑAM ÑAM poético cada día. ¿Cómo podría yo pagaros esto?
ResponderEliminarRodolfo Hinostroza, José Watanabe,
ResponderEliminarAntonio Cisneros:
le estuve recitando sus poemas
a la botella de Johnny Walker, mi psicólogo rubio,
quien se veía visiblemente emocionado.
Hinostroza, Watanabe, Cisneros:
se repudiaban también Eliot y Williams
pero ambos descansan, uno al lado de otro,
en los estantes de esta biblioteca.
Tal es el destino de los buenos poetas
una vez que han muerto: no rechazarse
como polos opuestos de un imán
sino mezclarse bajo los ojos
de un mestizo borracho
a altas horas de la madrugada.
(CON ESTE POEMA DE FABIAN CASAS OS FELICITO YO.)
HAPPY BIRTHDAY for you (and for us). Today is our anniversary too!
ResponderEliminarCon un vasito de ese delicioso Zumo brindo yo con vosotr@s.
ResponderEliminarHay muchas webs de poesía, pero solo vosotros publicais solamente grandes poemas. Nunca nada mediocre ni de relleno.
ResponderEliminarUna de mis ilusiones de cada día es descubrir la entrada que cada mañana ponéis.
No os he seguido los diez años, solo quiz@ los tres últimos, y en verdad siento no haberos descubierto antes. Algún dia leeré lo atrasado.
Así que -en resumen- gracias mil a todos vosotros.
Os quiero. Gracias. Un beso
ResponderEliminarCon el recuerdo emocionado de aquellos sábados por la tarde en la terraza del Alhambra Palace, un fuerte abrazo desde tierras germanas a todos los alegres y añorados colegas granaínos. ¡Y que no pare la música!
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ResponderEliminarUn fuerte abrazo para ti, Javier, de parte de todos los que participamos en ZdeP. ¡Hasta pronto, querido amigo!
Simplemente me son indistintas las sonrisas del verano,
ResponderEliminary no busco ningún misterio en el invierno,
pero he observado casi con seguridad
tres otoños en cada año.
El primero es un desorden de la fiesta
a pesar del verano de ayer,
vuelan las hojas como trozos de un cuaderno;
todo es húmedo, abigarrado y claro.
Los abetos son los primeros que entran en danza,
echando sobre sí un transparente adorno,
sacudiendo deprisa las lágrimas momentáneas
a una vecina detrás de la cerca.
Así sucede apenas comienza el relato...
Un segundo, un minuto, y aquí
viene el segundo, sin pasiones, como la conciencia,
oscuro como un ataque de aviones.
Todos en seguida parecen más pálidos y mayores.
Está saqueada la comodidad del verano,
y de las trompetas de oro las marchas lejanas
entre una neblina olorosa flotan.
Por las frías olas de su incienso
está cerrada la alta bóveda;
pero se esforzó el viento, se abrió el espacio y entonces
se hizo comprensible a todos: termina el drama,
y esto ya no es el tercer otoño, sino la muerte.
(Anna Ajmátova)