martes, 10 de diciembre de 2019

Quién conduce las dóciles esferas (por Emily Dickinson)


Tráeme el atardecer en una copa,
examina los frascos de la mañana
y dime cuánto rocío hay;
y dime hasta dónde se movió la mañana,
dime a qué hora duerme el tejedor
que urdió la amplitud del azul.

Consígname cuántas notas componen
el nuevo éxtasis del petirrojo
entre las ramas asombradas;
cuántos viajes emprende la tortuga;
cuántas copas comparten las abejas,
libertinas del rocío.

Y también, quién alzó los pilares del arco iris,
y quién conduce las dóciles esferas
con cuerdas de azul flexible.
Qué dedos sujetan las estalactitas;
quién lleva las cuentas de la noche,
para saber si alguno queda en deuda.

Quién construyó esta cabaña
y cerró sus ventanas de tal modo
que mi espíritu no es capaz de ver.
Quién me permitirá salir, algún día de fiesta,
breve pompa,
con aparejos de vuelo.


1 comentario:

  1. Tal vez las dóciles esferas se conduzcan a sí mismas: se autoconduzcan. No todo lo que se mueve es conducido por alguien. ¿Quién conduce al viento?

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