sábado, 25 de julio de 2020

Cada ojo un tubo de ensayo (por Marcos Herrera)


La verdad
no existe.

Son los vidrios de la mitología que abandonaste
cuando decidiste operarte los ojos.

Cada ojo, un tubo de ensayo
en donde un dios
enclenque y mal pagado
mezcla líquidos,

colores fantásticos
que atacan sin que los veas,

como lobos a ovejas,

para que al amanecer
me abraces antes de que me despierte

y me digas que nunca más
vas a viajar a las profundidades.


3 comentarios:

  1. Por suerte, no existe mi verdad.
    Ella fue e irá vagando, viajando, mutando;
    durante toda la eternidad.
    Por suerte.

    (SHARON VIDAL)

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  2. La verdad entera no se tolera.

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  3. Me gustaría ser un hombre
    de fino bigote que toma el autobús,
    no tiene heladas las manos.
    Un hombre de estatura media
    al que no le espera el bar,
    un hombre que charla
    con un conductor de autobús
    y le dice: ya he terminado,
    por hoy se acabó. Alguien
    que sienta que por hoy se acabó
    no tener manos heladas.
    He acabado, le dice al conductor.
    Tiene en los labios un deje de ilusión,
    es como si le esperase en alguna parte
    otra cosa, no sé definir qué
    clase de cosa puede ser
    la que haga que alguien
    de estatura media y con bigote
    diga: he acabado. Me pregunto
    qué clase de sensación
    debe ser ésa. Que haya acabado
    y que probablemente haya acabado.
    No sé qué puede haber acabado,
    se le nota en el habla.

    (CONCHA GARCÍA)

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