Un peregrino atraviesa el pueblo de noche;
un ignorante, un insignificante hombre.
Era ya un peregrino cuando el mundo empezó
a vislumbrar extraños cazadores en el infinito.
Los acantilados están a izquierda y a derecha.
El mar es como el mar cuyo rumor corrió
en su infancia por la llanura del trueno.
El mar, entonces, era esperanza y murmullo alegre;
los desfiladeros eran altos, el mar era profundo.
El pueblo es solo una mentira llena de mentiras.
Ojalá tuviera el valor de no dormir.
No puedo seguir, ¿cuándo podré levantarme?
Enséñame a navegar por los fiordos del azar
mientras esquivo mi abisal ignorancia.
Ojalá tuviera el valor de no dormir.
No puedo seguir, ¿cuándo podré levantarme?
Enséñame a navegar por los fiordos del azar
mientras esquivo mi abisal ignorancia.
Todos los caminos conducen a Roma (¡¡¡ pero yo quería ir a San Petersburgo !!!)
ResponderEliminarCanto lo que perdí y me da miedo lo ganado,
ResponderEliminarcamino combatiendo eternamente,
mi rey, un rey perdido y también mis soldados;
y aunque corran mis pies desde el alba al ocaso
suenan siempre en la misma piedra breve.
(W.B. YEATS)