Entre los miles
que son conocidos,
o que quieren ser conocidos
como poetas,
quizá uno o dos
sean auténticos
y el resto son impostores,
rondando por los recintos sagrados
tratando de parecer genuinos.
No hace falta decir
que yo soy uno de los impostores.
En querer a las mujeres
ResponderEliminartengo fortuna.
Yo las quiero a toditas
y a mí ninguna.
Lo que te gusta y no sabes por qué, es probablemente lo que enlaza con tu (desconocida) sustancia, con tu yo esencial.
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