Mi cuerpo estaba allí... nadie lo usaba.
Yo lo puse a sufrir... le metí un hombre.
Pero este equino triste de materia
si tiene hambre me relincha versos,
si sueña, me patea el horizonte;
lo pongo a discutir y suelta bosques,
sólo a mí se parece cuando besa...
No sé qué hacer con este cuerpo mío,
alguien me lo alquiló, yo no sé cuándo...
Me lo dieron desnudo, limpio, manso,
era inocente cuando me lo puse,
pero a ratos,
la razón me lo ensucia y lo adorable...
Y quiero devolverlo como me lo entregaron;
sin embargo,
yo sé que es tiempo lo que a mí me dieron.
Yo no hablo de venganzas ni perdones. El olvido es la única venganza y el único perdón.
ResponderEliminar(BORGES)
ResponderEliminarEn la celda en que yo estoy
hay un buen amigo mio
que me cuenta sus penitas
y se consuela conmigo.
ResponderEliminarA menudo son nuestros defectos los que nos hacen interesantes.