martes, 26 de abril de 2011

Por qué (por Saiz de Marco)

¿Por qué nos haces creer
en la lógica
en el orden
y más tarde nos embistes
con dentelladas de absurdo?

¿Por qué insuflas ese pálpito
de justicia
de equilibrio
y luego hieres el mundo
con tus garras arbitrarias?

¿Por qué nos haces proclives
al amor
a la esperanza
y después nos vapuleas
con tus puños siderales?

3 comentarios:

  1. Había creído leer "puños miserables".
    No sólo los porqués de Unamuno quedan por contestar.
    Y él, calla.
    Ni una palabra a esos infelices que, cada primavera, se desloman, se orinan y se desangran debajo de su peana.
    Pero qué, si en la India se arrojan bajo las ruedas de Visnhu, tan hermético y reservón como el nuestro.
    Va para largo el silencio divino.
    ¿Cuándo las divinas palabras?

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  2. Es verdad, Mar de dudas, que este poema recuerda o complementa un poco el de Unamuno que publicamos días atrás. Quizá "Silencio" o "Inhibición" serían unos buenos nombres para designar a la suprema deidad, caso de que exista. Y como no sabemos si existe o no, las preguntas nos las tenemos que dirigir a nosotros mismos.

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  3. Es importante que alguien diga las verdades incómodas, pero también es importante que las diga humildemente y sin alharacas ni aspavientos.

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