Ocres
pardos
castaños
No hay palabras para todos los marrones, para todos los cárdenos, para todos los mates
(o tal vez sí pero yo las ignoro)
Hojas que aún cuelgan
Hojas caídas prestas a ser suelo: barro otra vez
Todos los ojos se han escondido
entre cuevas de la tierra, entre huecos de los árboles
Sólo una uve de pájaros que viaja cortando el cielo gris
Rumor de río
Humedad que me sube cuerpo arriba
Sólo yo estoy de más. Sólo yo desentono
Sólo yo ajeno, intruso
Sólo yo sobro aquí
Para el trabajo, una mula,
ResponderEliminarpara el galope, un caballo;
y para ir por tierra llana,
un borrico castellano.
Más grande la cabeza, más grande la jaqueca.
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ResponderEliminarCuando cada uno de nosotros llegó a apreciar la poesía, cualquiera que fuera el nivel de nuestra comprensión, debe haber sido un día en el que escuchamos o leímos algo y pensamos: Oh, sí, eso es exactamente lo que siento. La precisión con la que el poeta puede afirmar lo común es quizás la razón más importante de la popularidad de la poesía y de su perdurabilidad. Después de todo, aunque nacimiento, amor, pérdida y muerte son muy importantes para cada uno de nosotros, son esencialmente acontecimientos comunes.
“Para el poeta, la producción de poesía requiere algo especial. Para mí, supone encontrar una manera de profundizar en mi subconsciente y me permito compartir las pepitas de oro que puedo encontrar allí. Y hay veces en que me parece que esto es abominable auto-indulgencia. Lo único que salva de ser absurdo es la creencia a la que me aferro a pesar de la creciente evidencia de lo contrario, que somos más semejantes que diferentes. Que si puedo llegar lo suficientemente profundo, puedo llegar a ese nivel que Jung llama el inconsciente colectivo, y que las pepitas de oro que pueda extraer van a resonar en otras personas.
(JANE KING)
ResponderEliminarQuien en un arte ha llegado a maestro puede prescindir de las reglas.
(GRAF)
En el fondo, todo es forma.
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