lunes, 28 de agosto de 2017

Acaricias la tiniebla (por Antonio Gamoneda)


Ésta es la edad del hierro en la garganta. Ya.

Te habitas a ti mismo pero te desconoces; vives en una bóveda abandonada en

la que escuchas tu propio corazón


mientras la grasa y el olvido se extienden por tus venas y


te calcificas en el dolor y de tu boca


caen sílabas negras.



Vas hacia lo invisible


y sabes que es real lo que no existe.


Retienes vagamente tus causas y tus sueños


(aún conservas el olor de los suicidas),


te alimentan la ira y la piedad.


Queda poco de ti: vértigo, uñas


y sombras de recuerdos.


Piensas la desaparición. Acaricias


la tiniebla cerebral, bajas al hígado calcinado por la tristeza.


Así es la edad del hierro en la garganta. Ya


todo es incompresible. Sin embargo,


amas aún cuanto has perdido.


3 comentarios:

  1. Ojalá que mi vida se apague antes de que se apague mi alegría ( le diría yo, con Savater, al autor del poema ).

    ResponderEliminar
  2. La verdadera virtud se ignora a sí misma.

    (NIETZSCHE)

    ResponderEliminar
  3. Los borrachos preguntan
    a los difuntos
    cómo son las tabernas
    del otro mundo.

    ResponderEliminar

¿Te gustó el poema seleccionado? ¿Crees que merece estar en zUmO dE pOeSíA?

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.