Una materia arcaica zumba entre el cielo y la tierra,
cierra el paso al aire,
promete que ninguna plegaria llegará a destino.
Los techos desaparecen. El gato y la mosca
son empujados hacia los sótanos de la tierra.
La isla del mundo se ahoga en la lluvia.
La lluvia se ahoga en la lluvia.
Son lavados con furia
los arbustos, los troncos, las ramas,
todo se lava menos mi soledad.
Ojalá lloviera también por dentro (del alma) y nos lavase enteros.
ResponderEliminarOjalá que llueva café en el campo.
ResponderEliminarmuy bueno este poema
ResponderEliminarA la I.T.V.
ResponderEliminarCalderón de la Barca
no lleva el coche.
(CUQUI COVALEDA)