miércoles, 17 de octubre de 2018

Pureza negra (por Juan Ramón Jiménez)


Me puso sus dos ojos sobre
mis dos ojos. Y todo
lo vi ya negro… Las estrellas
enlutaron, con el jazmín de agosto,
en un fondo infinito de Sevilla,
Giraldas, con crespones alegóricos.
¡Sombra que encandilaste
mi corazón! ¡Serenos, negros ojos
que, en un tranquilo juego de osadías
y dulzuras, trocasteis el tesoro
mejor del mundo!
¡Ojos, lo puro
es ahora negro, por vosotros!



2 comentarios:

  1. "Lo puro es ahora negro". Quizá siempre lo fue.

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  2. Mi hijo

    casi nunca

    me llama papá.

    Casi nunca.

    Él sabe

    que a los papás

    les gusta el fútbol,

    tomar copas con los amigotes

    y quedarse en la cama

    hasta tarde

    los domingos.

    Sabe que los papás,

    en general,

    no llevan el cuerpo

    infectado de tinta

    ni tienen la música puesta

    a un volumen molesto

    todo el santo día.

    Sabe que los papás

    bautizan a sus hijos

    y más tarde

    les preparan

    primeras comuniones,

    sin dejarles muy claro

    todo el asunto de Dios, el infierno

    y la Santísima Trinidad.

    Mi hijo piensa

    que los papás son serios,

    intransigentes

    y que,

    la mayoría de las veces,

    están tristes.

    Él ha visto

    como los papás

    castigan,

    enderezan,

    adoctrinan,

    aconsejan.

    Hijo mío,

    no sabes lo que me gusta que,

    para ti,

    yo no sea papá

    y que tan sólo

    sea

    el Kutxi.

    (KUTXI ROMERO)

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