lunes, 24 de diciembre de 2018

Amanecer (por Jorge Luis Borges)


En la honda noche universal
que apenas contradicen los faroles
una racha perdida
ha ofendido las calles taciturnas
como presentimiento tembloroso
del amanecer horrible que ronda
los arrabales desmantelados del mundo.
Curioso de la sombra
y acobardado por la amenaza del alba
reviví la tremenda conjetura
de Schopenhauer y de Berkeley
que declara que el mundo
es una actividad de la mente,
un sueño de las almas,
sin base ni propósito ni volumen.
Y ya que las ideas
no son eternas como el mármol
sino inmortales como un bosque o un río,
la doctrina anterior
asumió otra forma en el alba
y la superstición de esa hora
cuando la luz como una enredadera
va a implicar las paredes de la sombra,
doblegó mi razón
y trazó el capricho siguiente:
Si están ajenas de sustancia las cosas
y si esta numerosa Buenos Aires
no es más que un sueño
que erigen en compartida magia las almas,
hay un instante
en que peligra desaforadamente su ser
y es el instante estremecido del alba,
cuando son pocos los que sueñan el mundo
y sólo algunos trasnochadores conservan,
cenicienta y apenas bosquejada,
la imagen de las calles
que definirán después con los otros.
¡Hora en que el sueño pertinaz de la vida
corre peligro de quebranto,
hora en que le sería fácil a Dios
matar del todo Su obra!

Pero de nuevo el mundo se ha salvado.
La luz discurre inventando sucios colores
y con algún remordimiento
de mi complicidad en el resurgimiento del día
solicito mi casa,
atónita y glacial en la luz blanca,
mientras un pájaro detiene el silencio
y la noche gastada
se ha quedado en los ojos de los ciegos.


4 comentarios:

  1. Tengo desde hace varios días
    una canción de Navidad
    metida en la cabeza
    como una cascada.
    Es algo raro
    que me circula adentro
    en los oídos y las sienes
    me habla de la alegría de compartir
    o de la pena de marcharse.
    Hago viajes cortos entre el pueblo y la ciudad
    o entre la ciudad y la noche
    y mientras voy en la carretera
    la melodía sigue ahí
    Merry Christmas Merry Christmas
    con coros y trompetas
    voces dulces atraviesan mi alma
    y la cuartean para cicatrizarla
    absorben la sangre del espíritu
    a una especie de cielo
    al agujero pleno de diciembre
    que se aleja y acerca como un fantasma
    al final y al comienzo de esa cosa trémula
    que se llaman los años.

    (GABRIEL JIMÉNEZ)

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  2. El corazón del hombre necesita creer algo, y cree mentiras cuando no encuentra verdades que creer.

    (LARRA)

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  3. Todos los que cantan bien
    cantan bajo tu ventana,
    y yo como canto mal
    estoy contigo en la cama.

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  4. No puede haber una última frontera, pues no sería fronteriza con nada. Lo más que puede ser una frontera es «penúltima».

    (PRATCHETT)

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