al acecho de un paso, del ruido de la puerta
que se abre, de la llave que agitas en la mano
cuando espero que llegues y que tardas tanto.
Crueles son en las calles los rumores de coches
que me dan sueño cuando estoy junto a tus ojos.
Cruel es la lluvia suave, furiosa que fascina,
las enormes tormentas, las nubes con sus islas
cuando espero que llegues y que el reloj enclava
sus manecillas de oro en el corazón ávido.
Cruel es que todo sea precioso hasta el retorno
de la espera, y el lento padecer del amor.
Cruel es rezar sin tregua la promesa olvidada
de volver a ser buena, de sentir que redime
estar bien preparada sólo para la dicha.
Cruel es la luz, perfecta, de la luna y del alba,
el alma de las horas sobre el campo y el mar,
y crueles son los libros, la voluptuosa música,
hasta la anomalía de las caras etruscas.
Y es cruel aún después tener que ser humana,
no convertirme, al verte, en perro, de alegría.
PARTIR es siempre PARTIRse en dos.
ResponderEliminarQuién sabe qué cosa de nosotros dos,
de ti,
recuerdo,
que quizá tú no recuerdas ya;
quién sabe qué cosa de nosotros dos,
de mí,
hace tiempo en mí se perdió
y en ti perdura.
(PIETRO DE MARCHI)
ResponderEliminarVolveremos a vernos donde siempre es de día
y los feos son guapos y eternamente jóvenes,
donde los poderosos no abusan de los débiles
y cuelgan de los árboles juguetes y tebeos.
En ese hogar de luz que no hiere los ojos
volveremos tú y yo a decirnos bobadas
cogidos de la mano, viendo morir las olas
sin agobios ni prisas, donde el sol no se pone.
Y viviré en tus labios el amor que la Tierra
sintiera por el Cielo cuando el mundo era un niño,
y el tiempo dejará de salmodiar su lúgubre
canción de despedida mientras nos abrazamos.
(LUIS ALBERTO DE CUENCA)
ayer era verano dentro de tu boca
ResponderEliminarafuera llovía
(ISABEL BONO)