zUmO dE pOeSíA

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de todos los colores, de todos los sabores

ALEATORIUM: Saca un poema de nuestro almacén

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jueves, 31 de enero de 2013

Sigamos siendo noche (por Manuel Altolaguirre)



Si para ti fui sombra
cuando cubrí tu cuerpo,
si cuando te besaba
mis ojos eran ciegos,
sigamos siendo noche,
como la noche inmensos,
con nuestro amor oscuro,
sin límites, eterno...
Porque a la luz del día
nuestro amor es pequeño.

miércoles, 30 de enero de 2013

Por un solo resplandor (por Marcin Świetlicki)



Me despierto por el insomnio, espero una tormenta.
¡Dios, por favor, una tormenta! ¡Que resalte todas
las siluetas! ¡Que resplandezca,
aunque luego se haga la negrura, muera!

¡Por un solo resplandor,
Dios, por favor, una tormenta, por una sola explosión!
He sido paciente, he soportado muchas
sofocantes y turbias horas.

Un solo segundo limpio, por favor.


martes, 29 de enero de 2013

En algún lugar (por William Faulkner)



En algún lugar resplandecerá una luna sin encontrarme,
luego se apagarán los jardines sin viento del azul;
en algún lugar un dolor fresco y perdido (pero mejor así
que olvidado hace ya tiempo en la fértil desolación).
En algún lugar una dulce boca recordada que besar...
Silencio, tonto; estate quieto que no es para ti.

lunes, 28 de enero de 2013

Cruz de destinos (por Tomás Díaz Barlett)



Tú que llevas las manos empapadas de ausencia
y los labios de olvido,
con los párpados duros bajo un peso de estrellas,
la garganta sin ecos
y los pasos profundos sollozando silencio;
con las formas diluidas
y las voces vaciadas en secretos de seda,
no te das ya palpable,
modelada en ti misma
con la piel de luceros protegiendo la forma
y una alondra de luces en la firme promesa.
Tú que llevas las manos de ausencia.

Yo que llevo la sombra de las noches heridas,
las heridas en sombras,
la conciencia obstinada sobre el yunque del hielo
y el enorme vacío,
el enorme vacío de tu nombre ya suelto.

¡Oh qué cruz de destinos!


Tú que llevas las manos empapadas de ausencia,
yo que llevo las sombras de los cuervos agónicos
sobre hielos nocturnos.

domingo, 27 de enero de 2013

Tú eres la luz no interrogada (por Yannis Ritsos)


¿Dónde andabas, niña mía, antes de venir?
Donde se funde el amor de la madre
con el amor del padre,
donde se funde el amor de los hombres
es tu patria.

Pero... ¿dónde andabas tú, niña mía, antes de venir?

Traes el rocío del cielo en tu frente
y los reflejos del mar en tus ojos.
Estuviste caminando abajo abajo entre las algas,
anduviste paseando arriba arriba entres las nubes.

Peces y estrellas, semillas y aves
confiaron su secreto a tu silencio.
No vas a repetirlo.
Guardas el secreto entre tus ojos.
Mañana o tal vez después lo buscarás para vivir.

Atravesaste por el misterio del mundo
y llegaste aquí para encontrarlo,
nombrarlo,
cambiarlo.

¿Cómo vas a encontrarlo?
¿Cómo vas a cambiarlo?
Un poco en la sombra,
otro poco en la luz,
oculto siempre en el silencio.

Haz, niña, del silencio voz
y de la voz canción.

En una de tus manitas el antes
y en la otra el después
y en nuestros desvelos el ahora.

Frente al silencio profundo,
frente a la sombra profunda,
tú eres la luz no interrogada
y la duda azul.
Mira cerca, mira lejos.
Eres sonrisa nueva
y hondo trozo de inmortalidad.

Contigo comienzo todo de nuevo, niña mía,
la luz, la sombra y el silencio.
Sopla en nuestros cabellos la eternidad
y en nuestro corazón se arrebolan los frutos.

Las patas de mi silla
echaron hojas,
el respaldo de mi silla
floreció.
Una nueva estrella,
estrella azul.
¿Adónde nos llama?

¿Todavía está lejos nuestra casa?
¿Está en el ayer o en el mañana?
¿Está en ninguna parte nuestra casa?

Ah, niña mía, nuestra casa
no es la casa en que vivimos
sino la que construimos.

Camina, mi niña.
Es largo,
largo,
largo el camino.

El camino es nuestra casa.

Camina, mi niña.

sábado, 26 de enero de 2013

Quiero decir adiós (por Octavio Paz)



Es en la madrugada.
Quiero decir adiós a este pequeño mundo,
único mundo verdadero.

Adiós a este penoso abrir los ojos
del día que se levanta:
embozado en su capa, el sueño huye
del lugar de su crimen,
y el alma es una plaza abandonada.

Adiós a la silla
donde colgué mi traje cada noche,
ahorcado cotidiano;
y al sillón, roca de mi insomnio,
peña que no abrió el rayo
ni la sed agrietó.

Adiós al espejo verídico
donde dejé mi máscara
por descender al fondo del sinfín
(y nunca descendía:
¿no tienes fondo, sólo superficie?).

Adiós al poco cielo de la ventana
donde, a veces, las rosas se asomaban
y ángeles extraviados una mañana penetraron.

Adiós al alba, deshielo silencioso de la noche,
y a la niebla que sube a ciegas la colina,
manso rebaño que se desvanece.

Al vestido de copos, al ciruelo,
decirle adiós, y a ese pájaro
que es un poco de brisa en una rama.

Con palabras pequeñas y puras
decirle adiós al río:
“Tus aguas siempre fueron para mí las mismas aguas.”

Quisiera decirte adiós, besar tu falda,
niña, mujer, fantasma de la orilla;
decirte siempre adiós
como el río se lo dice a la ribera,
en una interminable despedida.

Madre, quisiera decirte adiós
y que soplaran en mi espíritu tus labios:
“Esos delirios eran mariposas.”

Quisiera decir adiós a esas presencias,
memorias de mañana,
nombres que tengo aquí encerrados, en el pecho;
mas tengo miedo que despierten y me digan adiós.

viernes, 25 de enero de 2013

Tenía nueve años y era pecador (por Valeriu Stancu)



I


en el pueblo en el que ni siquiera he podido gozar de mi infancia
los abuelos se juntan bajo cruces de plata
tenía nueve años
cuando me confesé
por última vez
y estaba podrido de pecados
y se llenó de vergüenza todo mi ser
tenía nueve años, una manzana
y una prima errante
tenía nueve años y deseaba tanto
una guitarra
y un silbato de hueso
tenía nueve años y era pecador
en el pueblo limoso, miedoso, aterrador
en aquel pueblo era un proscrito
en el pueblo del Sena limoso, París

II

se ahorcan los abuelos con cuerdas de plata
en el pueblo en el que ni siquiera he podido gozar de mi infancia
tenía nueve años
y era pecador
ya se había podrido la manzana
de marfil,
de oro,
de hueso
desde hace tiempo se había ahorcado mi abuelo
me había dejado a mí en el tumulto de la vida
la noche como un pájaro ciego
la espero para que me absorba
la noche de la cuerda de plata escucho
como pasa por mí
un pedazo de cuerda con cadena
podrido ya desde hace tiempo
un pedazo hostil, oculto
en el pueblo en el que ya me hice adulto
en el pueblo en el que no he podido gozar de mi infancia
vienen los sabios, nos llaman, nos mienten
en aquel tiempo no sabía que sería un renegado
en el pueblo del Sena limoso, París

III

en el pueblo en el que mienten las sendas
los abuelos se emborrachan en cálices de plata
tenía nueve años me importaba un bledo la vida
y se asombraba el cura
de mis desmesurados pecados
dinamitando los altares de todas las iglesias
en la noche pecadora
escucho
el alboroto de la cuerda
cómo pasa por mí
un trocito hostil
oculto
un trocito es maldición y el otro es abismo
en el pueblo del Sena limoso, París

jueves, 24 de enero de 2013

Préstamos (por Mª Rosaria Valentini)




Me quedo

con el corazón en el pecho

y las uñas en las manos




me quedo

con tu voz

en mi silencio




con tu risa

en mi llanto




con tu paz

en mi tumulto




con tu valor

en mi miedo




con tu alegría

en mi tristeza




con tu hambre

en mi saciedad




con tu descaro

en mi timidez




con tu vigor en mi fragilidad

con tus ojos en los míos




con mi alma

mendiga

en la tuya.

miércoles, 23 de enero de 2013

Como si pudiéramos permanecer (por Paul Auster)

Porque lo que sucede jamás sucederá,
y porque lo que ha sucedido
vuelve sin fin a suceder,

somos tal como fuimos, todo
ha cambiado en nosotros. Si hablamos
del mundo es sólo
para dejar desdicho

al mundo. Primer invierno: manzanas amarillas
aún por caer
de un árbol desnudo, las pisadas
de ciervos invisibles

en la primera nieve, y más tarde la nieve
que no cesa. No nos arrepentimos
de nada. Como si pudiéramos permanecer
en esta luz. Como si pudiéramos permanecer en el silencio
de este único instante
de luz.

martes, 22 de enero de 2013

Sólo yo estoy de más (por Saiz de Marco)

Ocres
pardos
castaños
No hay palabras para todos los marrones, para todos los cárdenos, para todos los mates
(o tal vez sí pero yo las ignoro)
Hojas que aún cuelgan
Hojas caídas prestas a ser suelo: barro otra vez
Todos los ojos se han escondido
entre cuevas de la tierra, entre huecos de los árboles
Sólo una uve de pájaros que viaja cortando el cielo gris
Rumor de río
Humedad que me sube cuerpo arriba

Sólo yo estoy de más. Sólo yo desentono
Sólo yo ajeno, intruso
Sólo yo sobro aquí

lunes, 21 de enero de 2013

Debajo de mi falsa cabellera (por José Ángel Valente)



Llevo tal cantidad de vidas no narradas debajo de mi falsa cabellera,
tal cantidad de fechas incumplidas.
No me digas jamás ni siempre.
Búscame.
Pues cómo de otro modo
iba a saber si estoy o si no he vuelto
o cómo si he llegado o cómo cuándo
si el que ha llegado soy o el que me espera.

No encadenes a nadie al pie de nunca.

Ocúltame, solapa,
bajo el llanto tardío

domingo, 20 de enero de 2013

Te reíste una vez (por Viola Fischerová)



Cuando cree

que ya no quiere nada

se arrojan sobre ella los lugares de antaño

en el sol brusco del mediodía

-Aquí en las piedras te reíste una vez

a borbotones

completamente feliz-

A mí del futuro me da frío

sólo lo que fue

sábado, 19 de enero de 2013

Llega la sombra (por Tomas Tranströmer)



El sol quema. El avión vuela a baja altura

proyectando una sombra en forma de gigantesca cruz que corre vertiginosa por el suelo.

Hay un hombre sentado en el campo hurgando en algo.

Llega la sombra.

Durante una fracción de segundo él está en mitad de la cruz.

He visto la cruz colgada en frescas bóvedas de iglesia.

A veces semeja una imagen instantánea

de algo en brusco movimiento.



viernes, 18 de enero de 2013

Loco jinete (por Juan Ramón Jiménez)



¡Dame tu carne!¡Quiero ir en ella loco jinete
al norte, al sur, al este y al oeste!
Quiero cruzar el mundo
con tu cuerpo luciente,
derramarlo, un instante, más allá
en la vida y la muerte.

jueves, 17 de enero de 2013

Sobre un extraño puente (por Edward Thomas)



Hoy vengo desde lejos:
sobre un extraño puente, solo,
recordando amigos, viejos amigos,
descanso, sin sonrisa y sin lamento,
tal y como ellos me recuerdan sin sonrisa y sin lamento.

Todos quedan atrás, los amables
y los antipáticos también, esta noche
no son más que un sueño. El arroyo
discurre suave y sin embargo ahoga al Pasado,
el arroyo oscuramente iluminado ha ahogado al Pasado
y al Futuro.

Ningún viajero ha descansado más bendecido
que este breve momento entre
dos vidas, cuando las primeras luces de la noche
y las sombras esconden lo que nunca fue,
cosas más buenas, hermosas y queridas de lo que
han sido y serán.

miércoles, 16 de enero de 2013

Como a la orilla (por Yorgos Seferis)



He viajado, me he cansado y escrito poco
pero pensé mucho en el regreso, cuarenta años.
El hombre en todas las edades es un niño:
la ternura y la brutalidad de la cuna;
a lo demás le pone límite la mar, como a la orilla,
a nuestro abrazo y al eco de nuestra voz.

martes, 15 de enero de 2013

Un terror continuo (por Zbigniew Herbert)



Buenas noches Marco Aurelio apaga la luz
y cierra el libro Encima de tu cabeza
se levanta una dorada alarma de estrellas
el cielo habla alguna lengua extranjera
este es el bárbaro grito de miedo
que tu latín no puede entender
un terror continuo un negro terror
contra la frágil tierra humana

empieza a golpear y triunfa Escucha
su rugido El flujo incesante
de los elementos ahogará tu prosa
hasta que se derrumben los cuatro muros del mundo

¿Y para nosotros? -temblar en el aire
soplar las cenizas agitar el éter
roernos los dedos buscar vanas palabras
arrastrar las sombras caídas a nuestras espaldas

Bueno Marco Aurelio mejor cuelga tu paz
a través de las tinieblas dame la mano
Déjala temblar cuando el ciego mundo golpea
en nuestros cinco sentidos como en una lira caída
Traidores el universo y la astronomía
el cálculo de las estrellas la sabiduría de la hierba
y tu grandeza demasiado enorme
y Marco mis lágrimas indefensas

lunes, 14 de enero de 2013

Como si fueras aire y yo me ahogara (por Idea Vilariño)

Amor
desde la sombra
desde el dolor
amor
te estoy llamando
desde el pozo asfixiante del recuerdo
sin nada que me sirva ni te espere.
Te estoy llamando
amor
como al destino
como al sueño
a la paz
te estoy llamando
con la voz
con el cuerpo
con la vida
con todo lo que tengo
y que no tengo
con desesperación
con sed
con llanto
como si fueras aire
y yo me ahogara
como si fueras luz
y me muriera.
Desde una noche ciega
desde olvido
desde horas cerradas
en lo solo
sin lágrimas ni amor
te estoy llamando
como a la muerte
amor
como a la muerte.

domingo, 13 de enero de 2013

Ese hombre (por Stephen Derwent Partington)


Ensalzamos al hombre que,
aunque tenía el fósforo en sus manos,
vislumbró el horror en la pequeña gota,
vio en el marrón y su globosa suavidad
un pequeño cráneo hecho carbón
y de nuevo lo guardó en su caja.

Celebramos también al joven que,
aunque alzó su machete con el puño apretado,
lo sintió de pronto ajeno entre sus manos
al no tener ni matorral ni leña que ser talados,
y lo soltó al suelo.

Una ovación para el hombre que
al ver corriendo a una mujer,
con su vestido desgarrado,
deseándola también,
vio a su madre en juventud,
contuvo a sus colegas y se alejó.

Rendimos homenaje al hombre que,
pese a tener de piedra el corazón
y al tomar una piedra que aventar,
sintió sobre su palma la dureza,
intuyó lo frágil de los cuerpos,
y la dejó caer.

Encomiamos al hombre que,
aunque revisó
la credencial de un pasajero,
no atendió al nombre sino al rostro
y la extendió de nuevo
como se tiende la mano a un amigo.

Y para el resto de nosotros,
una bendición:
porque nunca tengamos que ser ese hombre,
pero si tenemos que ser, ¡hay que
SER!

sábado, 12 de enero de 2013

Tocan el acordeón (por John Berger)



Las montañas son despiadadas
la lluvia funde la nieve
volverá a helar.

En el café dos extranjeros
tocan el acordeón
y canta la habitación abarrotada de hombres.

Las melodías llenan
los sacos del corazón
los pesebres de los ojos.

Las letras llenan
los establos
que rugen entre los oídos.

La música suprime las papadas
relaja las articulaciones,
la única cura para el reumatismo.

La música limpia las uñas
suaviza las manos
restriega las callosidades.

Una habitación abarrotada de hombres,
venidos del ganado empapado,
del gasoil, de la pala eterna,
acaricia
el aire de una canción de amor
con manos dulces.

Las mías han abandonado los brazos
y están cruzando las montañas
en busca de tus pechos.

En el café dos extranjeros
tocan el acordeón
la lluvia funde la nieve.

viernes, 11 de enero de 2013

Para una mujer (por Susan Griffin)



1

Este es un poema para una mujer que lava platos.
Este es un poema para una mujer que lava platos.
Debe ser repetido.
Debe ser repetido
una y otra vez,
una y otra vez,
porque la mujer que lava platos
porque la mujer que lava platos
no puede oír bien
no puede oír bien.


2

Este es otro poema para una mujer
limpiando el piso
que no oye del todo.
Un minuto de silencio
por la mujer que limpia el piso.

3

Y otro poema más
para la mujer que está en casa
con los niños.
Nunca la ves por las noches.
Quédate mirando a un espacio vacío
e imagínala allí,
a esa mujer con los niños
porque no puede estar aquí para hablar
por sí misma,
y escucha
lo que piensas
que ella puede decir.
Respuesta a la pregunta de un hombre:
"¿Qué puedo hacer por la liberación de la mujer?"

Lleva un vestido.
Lleva un vestido que tú misma has hecho, o has comprado en una tienda.
Lleva un vestido y bajo el vestido lleva elástico, alrededor
de tus caderas y bajo tus pezones.
Lleva un vestido y bajo el vestido lleva una compresa.
Lleva un vestido y lleva zapatos con tacones altos.
Lleva un vestido con elástico y una compresa debajo
y zapatos de tacones altos en tus pies
y camina cuesta abajo por Telegraph Avenue.
Lleva un vestido con elástico y una compresa
y zapatos de tacones altos por Telegraph Avenue
e intenta correr.

Encuentra un hombre.
Encuentra un hombre bueno que te gustaría que te pidiera una cita.
Encuentra un hombre bueno que te pedirá una cita.
Mantén tu vestido puesto.
Pídele al hombre bueno que te cita, que venga a cenar contigo.
Prepárale al hombre bueno una cena exquisita
que la cena esté pronta antes de que llegue
y tu vestido sea bonito y limpio y lleva una sonrisa.
Dile al hombre bueno que eres virgen
o que no tienes nada para evitar embarazarte,
o que te gustaría conocerlo mejor.
Mantén el vestido puesto.
Ve sola al cine.

Encuentra un trabajo.
Plancha tu vestido.
Lleva tu vestido planchado y prométele al jefe
que no quedarás encinta (en tu caso es predecible) y que te gusta
escribir a máquina
y sé sincera y lleva tu sonrisa.
Encuentra un trabajo o acógete al seguro social.
Pide prestado un niño y acógete al seguro social.
Pide prestado un niño y quédate en casa todo el día con el niño,
o anda a un parque público con el niño y lleva al niño
a la oficina del seguro social
y llora y di que tu hombre te dejó
y sé humilde y lleva tu vestido, tu sonrisa, y no repliques,
mantén el vestido puesto,
prepara cenas exquisitas,
aléjate de Telegraph Avenue,
y aún así, nunca sabrás
ni la mitad, ni siquiera en un millón de años.

jueves, 10 de enero de 2013

En la mano (por Viola Fischerová)



Todavía te siento en la mano

los hombros flacos con los huesos marcados

y la cabeza en el regazo

todavía te siento en la mano

en aquella penúltima hora



Buscabas esa noche a la mujer

a la que amaste

De ti se escondía

la niña que creaste



Llamé en la oscuridad

al hombre que fuiste

Encontré asesino al niño

que no engendraste



Todavía te siento en la mano

peso creciente

que se acurruca

y no sabe dónde está



Todavía tengo las manos llenas

de una ternura que te sobrevive

miércoles, 9 de enero de 2013

En las antípodas del paraíso (por José María Merino)



Yo soy Simbad Merino, aquel que un día,


dilapidada infancia y pubertad perdida,

inició los cortísimos viajes.



Yo soy Simbad Merino, vivo ahora,

tras el final naufragio, otra aventura

en las antípodas del paraíso.



Habito allí donde la Gran Esfinge

preside toda hora, donde nadie

descifra los enigmas.



Y cada amanecer la Gran Esfinge

desparrama su cavernosa voz, pregunta

Qué es el hombre, y algunos balbuceos

contestan. Pero todos

encogemos los hombros. Y retumba

otra vez la sentencia que nos condena a muerte.



Aquí habito rodeado de las joyas

que conseguí en mis viajes.

Afilaesperas. Cachos

de incandescente sombra.

Piedras maravillosas que nacieron

en la vesícula de Alá.



Aquí habito temiendo cada día

la solución final de la Resolvedora.



Y cada noche, cuando el festín ha concluido,

evoco mis viajes.

Atravieso de nuevo los océanos

a la pálida luz de mi añoranza.

martes, 8 de enero de 2013

Volviendo a buscarlas, volviendo a buscarme (por José Hierro)



Me da pena pensar que algún día querré ver de nuevo este espacio,

tornar a este instante.

Me da pena soñarme rompiendo mis alas

contra muros que se alzan e impiden que pueda volver a encontrarme.

Estas ramas en flor que palpitan y rompen alegres

la apariencia tranquila del aire,

esas olas que mojan mis pies de crujiente hermosura,

el muchacho que guarda en su frente la luz de la tarde,

ese blanco pañuelo caído tal vez de unas manos,

cuando ya no esperaban que un beso de amor las rozase...

Me da pena mirar estas cosas, querer estas cosas, guardar estas cosas.

Me da pena soñarme volviendo a buscarlas, volviendo a buscarme,

poblando otra tarde como ésta de ramas que guarde en mi alma,

aprendiendo en mí mismo que un sueño no puede volver otra vez a soñarse.

lunes, 7 de enero de 2013

Seguirte (por Manuel Altolaguirre)

Al ver por donde huyes
dichoso cambiaría
las sendas interiores de tu alma
por la de alegres campos.
Que si tu fuga fuera
sobre verdes caminos
o sobre las espumas
y te vieran mis ojos,
seguirte yo sabría.
No hacia dentro de ti,
donde te internas,
que al querer perseguirte
me doy contra los muros de tu cuerpo.
No hacia dentro de ti,
porque no estemos:
tú, pálida, escondida;
yo, como ante una puerta
ante tu pecho frío.

domingo, 6 de enero de 2013

Y nada más (por Federico García Lorca)



Sólo tu corazón caliente,
y nada más.

Mi paraíso un campo
sin ruiseñor
ni liras,
con un río discreto
y una fuentecilla.

Sin la espuela del viento
sobre la fronda,
ni la estrella que quiere
ser hoja.

Una enorme luz
que fuera
luciérnaga
de otra,
en un campo
de miradas rotas.

Un reposo claro
y allí nuestros besos,
lunares sonoros
del eco,
se abrirían muy lejos.

Y tu corazón caliente,
nada más.

sábado, 5 de enero de 2013

Teorema (por Agustín Fernández Mallo)


Teorema de descomposición temporal
en factores idempotentes:

la vida de cada persona podrá trocearse
en los siguientes pares temporales:

un momento
[infinitesimal aunque infinito]
en el que no se quiere seguir viviendo,
y al instante otro
[de idénticas dimensiones]
en el que se desea más que nunca
continuar.

Así, la suma da cero.

demostración: no importa
la cantidad de tiempo que inviertas
en crear un poema,
importa que parezca
haberse creado en un instante y solo,
que solo te atraviese,
que solo desaparezca.

viernes, 4 de enero de 2013

Les convoca la música (por Walter de la Mare)



Barre las delicadas cuerdas, Músico,

con tu mano larga y hábil en llagas.

Abajo arden las velas estrelladas,

se hunden suavemente en la arena.

El viejo sabueso se queja en sueños.

Las brasas apenas arden.

A través de las paredes llegan sombras,

pasan y se quedan.

Barre tiernamente las cuerdas, Músico.

Los minutos se vuelven horas.

La helada sobre el marco sin viento

teje un laberinto de flores.

En el aire que oscurece se demoran los fantasmas

oyendo por la puerta abierta.

Les convoca la música y les invita a soñar

con regresar a casa.

jueves, 3 de enero de 2013

Pero un tablón de andamio (por Aldo Oliva)

Lo que está debajo de la línea
urdida en la invención geológica,
violentamente quebrada en
inmensas aguas y dislocadas masas
de tierra es una magnitud
que se eleva como un cielo
de terrorífico misterio:
real como un sueño,
futura como la infinitud,
como la generación del
más remoto, insondable principio.

Pero un tablón de andamio
cayendo con su obrero
o, tal vez, una azalea
pisoteada por la torpeza (o la furia)
de un buen hombre,
abre la sospecha de que la
conjetura de un límite se ha derrumbado,
de que la línea se ha borrado,
de que son sólo espanto y exaltación,
de que la muerte y el saber son,
apenas, un ensayo de vida.

miércoles, 2 de enero de 2013

Este vaivén (por Rabindranath Tagore)

El incienso desea desaparecer en aroma,
el aroma quiere aferrarse al incienso.
La melodía trata de encadenarse al ritmo,
mientras el ritmo retrocede a la melodía.
La idea busca su cuerpo en la forma,
la forma busca su libertad en la idea.
Lo infinito busca el contacto de lo finito,
lo finito busca su libertad en lo infinito.
¿Qué drama es el que se da entre la creación y la destrucción...,
este vaivén incesante entre la forma y la idea?
La esclavitud corre en pos de la libertad,
y la libertad busca reposo en la esclavitud.

martes, 1 de enero de 2013

En ese caso sí (por Saiz de Marco)



Vida en otros mundos,

vida extraterrestre

pero distinta:

sin predación sin garras sin dolor



En ese caso sí



Vida de otros sistemas,

otra clase de vida



Séame dado

conocerla