Qué cerca cada instante, qué mezclados
con nuestras vidas, y a la vez qué ajenos,
los insectos.
Las moscas machadianas,
inoportunas, tercas, en los ojos,
en la nariz del muerto; los mosquitos
que también participan a su modo
en las lunas de miel, las vacaciones,
las rupturas de muchos de nosotros;
las pulgas que en la ropa de Cervantes
compartieron con él el cautiverio;
la mariposa intrusa en un partido
histórico de fútbol —a ella nunca
la expulsarán del campo—; la carcoma
que roía la mesa en que Galdós
iba escribiendo su Misericordia;
las chinches que en las pútridas trincheras
del frente de Gandesa aquel agosto
del año 38 recibían
también el fuego de ametralladora;
la momentánea avispa que atraviesa
el caballete de Monet; el grillo
que ahora mismo entreteje su compás
con el compás humano de estos versos.