jueves, 3 de diciembre de 2015
Donde el monte se pierde (por Vicente Gallego)
En la mañana, hondo,
donde cruzan las águilas y el monte
se pierde como un niño y se sofoca;
donde prospera el cardo, el esqueleto
de tanta soledad abierta en llama.
Van pisando los pies, mediado el día,
caballones hendidos de calor,
requemados de espejos, de guijarros
en los que el sol golpea y le abre un río
de centella al aire.
Dejé mi tiempo atrás, hallé mi vida
en los picos pelados.
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3 comentarios:
También en los cardos hay belleza. Su flor morada es bella, pero al ser silvestre y gratuita nadie la valora. De ahí se saca el cardo mariano, que es hepatoprotector.
Lo contrario de lo divertido no es lo serio, sino lo aburrido.
Las estrellas del cielo
no están cabales
porque están en tu cara
las principales.
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