nos tenemos que ir (afuera)
por su bien / por el bien de todos
ella ha sufrido un nuevo paro cardíaco
en mi corazón
todos hemos muerto de esa manera alguna vez
sólo que después cuenta nos hemos dado
creyéndonos finados
y que el mentado órgano rojo
se lo han llevado
sin guantes, sin amor en las manos
y duele el viento atravesado
mitad aire mitad hombre somos
bajaremos pues
de la casa materna que suena sola
al valle que se da cabezazos contra los muros
por el bien del aire prójimo
duele ser anémico, mentiroso, indeciso, irresponsable
además frente a un paisaje tan frío
irnos lejos en el cuerpo hecho viento
ya nos dirán, luego, para qué sirve el bendito
corazón:
-la cena de los cerdos
-paciente para un hospital
-para que lo guarden en un envase
-por alguna bruja solitaria que se acuerda
de uno cuando está en el cementerio / con gatos
-para que alguien lo sueñe
ya se hablará claro, sencillo y directo
como Raimundo, como mamá, como papá
en vez de huir, otra vez, queridos insufribles
óigame bien José Gregorio Hernández,
San Benito, San Valentín
aunque estén muy ocupados en pensar en otros
que no se olviden de la gente de la balanza tirada al aire
que le guarden un saludo, una postal amarillenta siquiera
fuera de aquí hay latidos de enamorado
se terminó el tiempo de las sombras desganadas
todo por culpa del aire y de su agua que cae adentro
todo por culpa de una familia que se conmueve
varias veces al día por lo más conocido
todo por las reinas de la angustia, ladronas,
y el aire atravesado que suena a frío en el pecho
no habrá que decir adiós
entonces
y salir por la puerta de atrás con chaqueta, bufanda y lentes
a mirar frente a frente el camino
¿de ida? / ¿de vuelta?
que suena latidos que enamoran
que mueven las montañas que hablan, Dios mío, que nombra