jueves, 11 de febrero de 2016
Pasión de noche (por Vicente Aleixandre)
Venías cerrada, hermética,
a ramalazos de viento
crudo, por calles tajadas
a golpe de rachas, seco.
Planos simultáneos —sombras:
abierta, cerrada—. Suelos.
De bocas de frío, el frío.
Se arremolinaba el viento
en torno tuyo, ya a pique
de cercenarte fiel. Cuerpo
diestro. De negro. Ceñida
de cuchillas. Solo, escueto,
el perfil se defendía
rasado por los aceros.
Tubo. Calle cuesta arriba.
Gris de plomo. La hora, el tiempo.
Ojos metidos, profundos,
bajo el arco firme, negro.
Veladores del camino
—ángulos, sombras— siniestros.
Te pasan ángulos —calle,
calle, calle, calle—. Tiemblos.
Asechanzas rasan filos
por ti. Dibujan tu cuerpo
sobre el fondo azul profundo
de ti misma, ya postrero.
Meteoro de negrura.
Tu bulto. Cometa. Lienzos
de pared limitan cauces
hacia noche solo abiertos.
Cortas luces, cortas agrios
paredones de misterio,
haces camino escapada
de la tarde, frío el gesto,
contra cruces, contra luces,
amenazada de aceros
de viento. Pasión de noche
enciende, farol del pecho,
el corazón, y derribas
sed de negror y silencios.
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4 comentarios:
¡Cómo me gusta Vicente Aleixandre!
Me eriza la piel...desde siempre.
El pasado puede modificarse. Los historiadores lo hacen continuamente.
Algunos de los mayores farsantes a los que he conocido hacían ostentación de ideas admirables, mucho más generosas y más radicales que las mías. Luego armaban un escándalo si no los llevaban a un restaurante de lujo o si no les sacaban un billete en preferente en un vuelo entre Madrid y Málaga, por ejemplo. Procuro fijarme no en lo que la gente dice defender sino en el modo en que se comportan hacia sus semejantes, o hacia el mundo bello y frágil que hay a nuestro alrededor. Aquí, en lo inmediato, en la práctica. Me acuerdo de una manifestación en defensa de ideas perfectamente nobles a la que asistí hace unos años. Detrás de nosotros, los manifestantes, venía una brigada municipal de limpieza, recogiendo la basura que dejaba a su paso nuestra heroica multitud. Yo no me creo a nadie que tenga un mal modo hacia otra persona, sobre todo si ésta ocupa una posición más débil. No me creo a nadie que tire un papel al suelo o que no recoja la caca de su perro.
(MUÑOZ MOLINA)
Amo la noche y su artificio
ausente la luz diurna
brillantes los faros
soliloquio de semáforos
que guiñan sus tres ojos
y parpadean en la inmensidad nocturna
negra como mar.
(CRISTINA PERI ROSSI)
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