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martes, 24 de noviembre de 2009

Porque la noche pasa y digo amor (por Mario Benedetti)

Porque te tengo y no porque te pienso
porque la noche está de ojos abiertos
porque la noche pasa y digo amor
porque has venido a recoger tu imagen y eres mejor que todas tus imágenes
porque eres linda desde el pie hasta el alma
porque eres buena desde el alma a mí
porque te escondes dulce en el orgullo
pequeña y dulce corazón coraza
porque eres mía
porque no eres mía
porque te miro y muero y peor que muero
si no te miro amor si no te miro
porque tú siempre existes dondequiera
pero existes mejor donde te quiero
porque tu boca es sangre y tienes frío
tengo que amarte amor
tengo que amarte aunque esta herida duela como dos
aunque te busque y no te encuentre
y aunque la noche pase y yo te tenga
y no.

10 comentarios:

tERESA pANZA dijo...

En cada sendero, su atolladero.

casa de citas dijo...

El insulto es la razón de los que no tienen razón.

(QUEVEDO)

LA PHRASE LAPIDARIA dijo...

No sabemos cómo será el futuro. Lo único que sabemos es que no será como lo imaginamos.

Círculo Cultural FARONI dijo...

Muchos gritan y discuten hasta que el otro calla. Creen que le han convencido. Y se equivocan siempre.


(NOEL CLARASÓ)

hAiKu dijo...


Turistas, fotos…
De este paisaje urbano
soy un detalle.

(CUQUI COVALEDA)

Dimes Y Diretes dijo...


Faltaba la luna antes de embarcarnos en Nikitatsu. A la pleamar sale llena. ¡Vamos!

(PRINCESA NUKATA)

Círculo Cultural FARONI dijo...


Dos capitanes hunden el barco.


(proverbio turco)

batiBURRILLO dijo...


El concepto ‘mundo ordinario’ no existe para mí. Cuanto más sabemos de él, tanto más enigmático se torna, y la vida que en él existe se nos revela como una extraordinaria anomalía cósmica.

(SZYMBORSKA)

Ignatius Reilly dijo...

He hecho esta carta más larga de lo usual porque no tengo tiempo para hacerla más corta.

(PASCAL)

Lloviendo amares dijo...

A un lado, medio oculta por los arrayanes, se veía la tumba de granito de un obispo de Segovia, muerto en el cenobium y enterrado allí por ser ésta su voluntad.



¡Qué hermoso poema el del cadáver del obispo en aquel campo tranquilo! Estaría allá abajo con su mitra y sus ornamentos y su báculo, arrullado por el murmullo de la fuente. Primero, cuando lo enterraran, empezaría a pudrirse poco a poco: hoy se le nublaría un ojo, y empezarían a nadar los gusanos por los jugos vítreos; luego el cerebro se le iría reblandeciendo, los humores correrían de una parte del cuerpo a otra y los gases harían reventar en llagas la piel: y en aquellas carnes podridas y deshechas correrían las larvas alegremente...



Un día comenzaría a filtrarse la lluvia y a llevar con ella substancia orgánica, y al pasar por la tierra aquella substancia se limpiaría, se purificaría, nacerían junto a la tumba hierbas verdes, frescas, y el pus de las úlceras brillaría en las blancas corolas de las flores.



Otro día esas hierbas frescas, esas corolas blancas darían su substancia al aire y se evaporaría ésta para depositarse en una nube...



¡Qué hermoso poema el del cadáver del obispo en el campo tranquilo! ¡Qué alegría la de los átomos al romper la forma que les aprisionaba, al fundirse con júbilo en la nebulosa del infinito, en la senda del misterio donde todo se pierde!



(BAROJA)