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martes, 22 de febrero de 2011

Estatua griega (por Wislawa Szymborska)

Con la ayuda de la gente y otros elementos
el tiempo ha hecho con ella un buen trabajo.
Primero eliminó la nariz, después los genitales.
Luego los dedos de las manos y los pies,
con el paso de los años los brazos, uno tras otro,
el muslo derecho y el muslo izquierdo,
los hombros, las caderas, la cabeza y las nalgas,
y lo ya caído lo ha hecho pedazos,
escombros, residuos, arena.

Cuando así muere alguien vivo,
brota mucha sangre tras cada golpe.

Las estatuas de mármol, sin embargo, mueren blancamente
y no siempre del todo.

De ésta que hablamos ha quedado el torso
y está como contenido en el esfuerzo de la respiración,
porque ahora debe
atraer
hacia sí
toda la gravedad y la gracia
del resto perdido.

Y eso lo consigue,
eso aún lo consigue,
sigue y deslumbra,
deslumbra y perdura.

El tiempo también merece una mención elogiosa,
porque ha hecho una pausa
y algo dejó para después.

6 comentarios:

F. dijo...

Lo llaman el Torso del Belvedere pero es más que un busto, porque conserva los dos muslos y los glúteos (será porque está sentado en una piedra).
Dimana de él tal vigor viril que es posible que haya inspirado el poema de la Szymborska.
Porque -ya se sabe- los polacos frecuentan mucho el Vaticano. Aunque se me da que a Wislawa no le molaban las sotanas precisamente...
A mi tampoco, y no obstante pateaba no hace mucho los pasillos vaticanos, sobrecogido por tanto arte y magnificencia.
Por cierto que, a través de una ventana que daba a los jardines interiores, vi el busto de un vejete de sotana blanca que, en el vano de una ventana, se ponía un colirio en los ojos.
Al inclinar la cabeza hacia atrás, percibí con nitidez el capelo blanco. Los ojos, me parecieron de un tono acuoso...
Dos torsos bien distintos, a fe mía.

Emilia Alarcón dijo...

Hola, F. W. Szymborska es capaz de hacer un gran poema con cualquier cosa, pues a las insignificancias y vagatelas (aparentes) de la vida les descubre un filón poético escondido entre sus pliegues. Siempre que alguien critica los premios Nobel por su arbitrariedad, ausencia de rigor, etc (cosa cierta), yo menciono como excepción el caso de nuestra poeta polaca y digo: "Pues para algo sí sirvieron (al menos a mí) los Nobel: para darme a conocer la poesía de W.S.".

Anónimo dijo...

"LE llaman" estaría mejor, ¿no, Emilia?.
Esto de los complementos...

Emilia Alarcón dijo...

Pues sí, F. Hay un caso de leísmo muy curioso, que era la versión antigua del padrenuestro que nos enseñaban en el colegio y la catequesis: "El pan nuestro de cada día dánosLE hoy...".

LA PHRASE LAPIDARIA dijo...

Lo malo de los libros y las películas es que, para saber si realmente merecen la pena, tienes que leerlos o verlas. Y entonces, aunque después no valgan la pena, ya les has dedicado tu tiempo.

hAiKu dijo...

Trinos de pájaro
se mezclan con el vuelo
de las campanas.

(SUSANA BENET)