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lunes, 23 de julio de 2012

Mi juventud sin amor (por Antonio Machado)

La primavera besaba
suavemente la arboleda
y el verde nuevo brotaba
como una verde humareda.

Las nubes iban pasando
sobre el campo juvenil
y vi en las hojas temblando
las frescas lluvias de abril.

Bajo ese almendro florido
todo cargado de flor
-recordé-, yo he maldecido
mi juventud sin amor.

Hoy, en mitad de la vida
me he parado a meditar:
¡Juventud nunca vivida,
quién te volviera a soñar!

12 comentarios:

Paquito el Chocolatero dijo...

Tal vez porque no tuvo amores de joven, se casó ya de mayor con una joven-jovencísima Leonor. Creo que tenía 16 años. Y encima el destino se la arrebató en un pispás. Joder, qué mala suerte.

Cándido dijo...

Cada uno sueña la suya a su manera. Y la va podando de las ramas deformes, del relente de las madrugadas con mal sabor de boca y solapas levantadas, del regreso a casa en el viejo scooter del tío que se fue a Barcelona...
Y ella, que pasó la velada bailando con el pollo del pelo ensortijado, el que estaba de vacaciones en casa del tío de la tienda de ultramarinos...Cómo lo miraba, toda blanco de ojos, toda dientes, piesecitos cruzados el uno sobre el otro, risitas sofocadas. Y la acompañó a casa y tú tomaste otro cubalibre y cuando te ibas insultaste al gordito de gafitas porque tropezó contigo en el pasillo del guardarropa.
¡Ah!, noches inolvidables de la juventud. Hasta las guirnaldas de bombillas de colores las recuerdas como si destellaran con una luz especial.
Qué bien lo pasabas en aquellas verbenas de verano, ¿eh, tronado cincuentón?
Sí, así las recuerdas: qué tiempos aquellos...
Pero nunca tus zapatos de horma italiana pisaron el esplendor de la hierba. Nunca dejó de ser un prado de césped ralo y agostado aquel en que conociste a Graciela, la que no te hizo caso.
El sortijas y ella se hicieron novios y dos años después se casaron. En Madrid viven desde entonces. Hace de ello treinta años. Te acuerdas todavía de ella.
Nostalgia.
Nostalgia, ¿de qué?

Luismi dijo...

Hace algún tiempo leí este artículo sobre el tercer Machado;o sea, el tercero de los hermanos escritores, mucho menos conocido que Antonio y Manuel, pero también digno de ser tenido en cuenta:

La herencia de aquellas viejas formas de estudiar que nos llevaban a aprender listas de nombres como alineaciones de equipos de fútbol (los reyes godos, los pecados capitales, los ríos de España...) provoca que ante determinadas preguntas haya una respuesta inmediata.
— ¿Los hermanos Machado?
— Dos, Antonio y Manuel.
Pues no, eran seis y uno de ellos, Francisco, pasó una parte importante de su vida en León, donde fue director de la Prisión Provincial. Un ‘bien añadido’ a su presencia se puede considerar que su más famoso hermano, Antonio, le dedicara algunos versos a nuestra tierra y a nuestra Catedral. Los seis Machado eran Manuel, Antonio, José, Joaquín, Francisco y Cipriana.
Curiosamente ‘el leonés’ sería el tercer Machado escritor, pues llegó a publicar un libro (‘Leyendas toledanas’) y está documentado su interés en seguir la senda de sus hermanos pues le enviaba cartas a Miguel de Unamuno en las que le pedía consejo sobre sus poemas. El libro ‘El reloj de la cárcel’, que indaga en la biografía de este hermano olvidado de los Machado, recoge alguno de estos versos: “¡Qué triste contemplar en la montaña / el bajo mundo de la infértil tierra, / y el tremolar de la voraz guadaña, / sobre los yermos campos de la guerra”.
Este Machado, escritor frustrado, que nació en 1884, era Licenciado en Derecho y aprobó unas oposiciones al Cuerpo de Prisiosnes completando sus estudios en la Escuela de Criminología de Madrid. Su paso por este centro fue fundamental en su concepción de la cárcel “como lugar de reinserción para los presos”, según se desprende de los numerosos artículos que publicó en la revista Progreso Penitenciario.
El autor del citado libro, Sánchez Lubián, hablaba de la personalidad de Francisco Machado. “La Escuela de Criminología estaba auspiciada por los promotores de la Institución Libre de Enseñanza y eso le marcó. Él ya abogaba entonces por un tratamiento de los presos más humanizado, buscando la reinserción más que la pena en sí misma; tenía un pensamiento bastante reformista, lo que le granjeó cierto cariño entre los reclusos”. Y al hablar de estos reclusos recoge el testimonio de uno de ellos, muy conocida: La Pasionaria. “Dolores estuvo en una de sus cárceles y contaba que había gran diferencia entre la cárcel que dirigía Francisco Machado y otras en las que había estado. Y Leonor Machado me contaba que, en una prisión que no recuerda, un grupo de presos preparó una fuga pero la pospusieron al conocer que estaba de guardia Francisco porque no querían causarle problemas”.
No es extraña su cercanía a la Institución Libre de Enseñanza pues su padre, Antonio Machado Álvarez, fue un reconocido folclorista que había sido profesor de la Institución, a cuyas aulas envió precisamente a sus dos hijos escritores: Manuel y Antonio.
Destinado en León 7 años
Francisco Machado vivió varios años en León pues estuvo destinado en la vieja cárcel de la ciudad. Entre los años 1924 y 1931 fue el director de la prisión leonesa ubicada de la calle Puerta Castillo, en la que en la actualidad está el Archivo Histórico Provincial. Las gentes de ‘la vida cultural’ de la época recordaban al hermano de los Machado en la ciudad. Fue amigo y colega de coplas de Paco Pérez Herrero y también el centenario Victoriano Crémer compartió con él algunas tertulias y otras actividades. Y, asimismo, propició las visitas de Antonio a León.

Carlos Cay dijo...

Sobre Francisco Machado podéis leer en este enlace de El País:

http://cultura.elpais.com/cultura/2012/06/18/actualidad/1340042524_760184.html

Se dice que, como director de prisiones, era tan querido por los presos que, cuando había un intento de evasión, lo planeaban para un día en que don Francisco estuviera ausente o de vacaciones, para no comprometerle ni crearle problemas con la fuga.

BSK dijo...

Cándido: No hay nostalgia peor que añorar lo que nunca jamás sucedió.

Anna dijo...

Me gusta leeros. Este sitio es una fiesta de la poesía o más bien de la literatura en general. Besos.

F. dijo...

De eso se trataba, Bachi: de poner de manifiesto que el tiempo dulcifica los recuerdos. Nunca fuimos tan guapos ni tan felices. Pero peor que añorar es lamentarse por no haber hecho.
El sortijas bien pudo quedar unos días ordenando las latas de anchoas del tío tendero e irse del pueblo de vacío, a poco que el audaz jinete del ciclomotor hubiese metido pecho. Que gracias no le faltaban: a la vista están. ¿No?

cajón desastre dijo...

Si el corazón pensara, dejaría de latir.

(PESSOA)

casa de citas dijo...


Una de las cualidades de las grandes obras es que tienen defectos. Y que esos defectos no las hacen peores.

(JOSÉ MATEOS)

tERESA pANZA dijo...


Más vale un “por si acaso” que un “yo creía”.

casa de citas dijo...


Si no les cuentas tus desgracias
y no les prestas dinero,

los amigos siempre están ahí
-incluso de viejos-
para lo que necesites.

( IRIBARREN )

Lloviendo amares dijo...

Tiene sesenta años y no ha llegado al nirvana. Tendrá setenta y ochenta años, como tú y yo los tendremos, y seguiremos con los ejercicios y ayunaremos y meditaremos. Pero nunca llegaremos al nirvana. Ni él, ni nosotros. Govinda, creo que seguramente ni uno de todos los samanas llegará al nirvana. Ni uno. Encontramos consuelo, alcanzamos la narcosis, aprendemos artes para engañarnos. Pero lo esencial, el camino de los caminos, este no lo hallaremos.



(HESSE)