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domingo, 21 de julio de 2013

Te devuelvo mi sangre (por Enriqueta Arvelo)



Dios, te vuelvo mi sangre;

la hallarás sin mudanza.

Prueba otra vez con ella,

bajo tus soles jóvenes.

10 comentarios:

mailconraul dijo...

Todos los días hay una prueba de sol, de mudanza y de sangre.

Cide Hamete Benengeli dijo...

Dile de mi parte al cura
que me dé por confesao,
que mis pecaos de este año
ya se los dije el pasao.

RAMÓN y sus greguerías dijo...

Después de todo, si morimos de eso no morimos de lo otro.

ORáKULO dijo...

No hay forma de sentirse digno faltándole al respeto a alguien.

casa de citas dijo...


No existe el dinero de la Administración. El dinero es sólo de los contribuyentes.

(THATCHER)

cajón desastre dijo...


Quien sólo vive para sí, está muerto para los demás.

(SIRO)

hAiKu dijo...


Ninguna puerta
del pasado se cierra
a cal y canto.

(RAFAEL BALDAYA)

Cide Hamete Benengeli dijo...


Como un barquito velero
espera ansioso la brisa,
así espero yo tu risa
y sin ella desespero.

Anónimo dijo...

Cómo es posible que tanto tiempo después, tantos poemas después nos siga impactando la palabra?

Lloviendo amares dijo...


Las personas que acaban de perder a alguien tienen una mirada que quizás sólo reconozcan los que han visto esa mirada en su propio rostro. Yo la he visto en mí y ahora la veo en otros. Es una mirada de extrema vulnerabilidad, desnudez y sinceridad. Es la mirada de quien sale de la consulta del oftalmólogo con las pupilas dilatadas a la radiante luz del día o la de quien suele llevar gafas y de repente le obligan a quitárselas. Las personas que han perdido a alguien parecen desnudas porque ellas mismas se creen invisibles. Yo misma me sentí invisible durante un tiempo, incorpórea.

(JOAN DIDION)