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lunes, 9 de diciembre de 2013

Queda tu nombre (por José Cereijo)


No todo lo he perdido. Queda tu nombre. Queda
la hondura del silencio después de pronunciarlo.

Queda lo que no pasa, ni puede pasar nunca:
lo que nunca ha pasado.

10 comentarios:

Círculo Cultural FARONI dijo...

Hay sólo dos instantes de desnudez y pureza perfecta en la vida de un hombre: el nacimiento y la muerte. No se puede adorar a Dios bajo la forma humana sin mancharlo, salvo como un recién nacido o como un agonizante.

(SIMONE WEIL)

Dimes Y Diretes dijo...


Cuando un médico se equivoca, lo mejor es echarle tierra al asunto.

(GROUCHO)

hAiKu dijo...


Patio interior.
Sostenes y slips juegan
a acariciarse.

(CUQUI COVALEDA)

Círculo Cultural FARONI dijo...


Ningún árbol crece hasta el cielo.

(proverbio sueco)

Cide Hamete Benengeli dijo...

En Sevilla está una ermita
cual dicen de San Simón,
adonde todas las damas
iban a hacer oración.
Allá va la mi señora,
sobre todas la mejor,
saya lleva sobre saya,
mantillo de un tornasol,
en la su boca muy linda
lleva un poco de dulzor,
en la su cara muy blanca
lleva un poco de color,
y en los sus ojuelos garzos
lleva un poco de alcohol,
a la entrada de la ermita,
relumbrando como el sol.
El abad que dice misa
no la puede decir, no,
monaguillos que le ayudan
no aciertan responder, no,
por decir: amén, amén,
decían: amor, amor.

ORáKULO dijo...

Puedes hacer que pasen cosas, pero no puedes hacer que despasen.

cajón desastre dijo...

Una persona sin ilusiones es una barca sin remos.

(FRANKLE)

Víctor Saltero dijo...


Rafa, no es "Frankle" sino Frankl: Viktor Frankl.

Un saludo.

Cide Hamete Benengeli dijo...

A testa è un potiño onde cada un ferve o seu caldiño.

cajón desastre dijo...

¡Turbio fondeadero donde van a recalar
barcos que en el muelle para siempre han de quedar!
Sombras que se alargan en la noche del dolor;
náufragos del mundo que han perdido el corazón.
Puentes y cordajes donde el viento viene a aullar,
barcos carboneros que jamás han de zarpar.
Torvo cementerio de las naves que al morir
sueñan sin embargo que hacia el mar han de partir...

¡Niebla del Riachuelo!,
amarrado al recuerdo
yo sigo esperando...
¡Niebla del Riachuelo!,
de ese amor para siempre
me vas alejando.
Nunca más volvió,
nunca más la vi,
nunca más su voz nombró mi nombre
junto a mí...
Esa misma voz que dijo adiós.

Sueña, marinero, con tu viejo bergantín,
bebe tus nostalgias en el sordo cafetín.
Llueve sobre el puerto. Mientras tanto mi canción
llueve lentamente sobre tu desolación.
Anclas que ya nunca, nunca más han de levar;
bordas de lanchones sin amarras que soltar.
Triste caravana sin destino ni ilusión,
como un barco preso en la botella del figón.

(ENRIQUE CADÍCAMO)