lunes, 17 de febrero de 2014
Tras una lectura de Leopardi (por Vicente Gallego)
Con la lectura lenta de unos versos
he burlado la espina de estas horas adversas,
y ahora elevo mis ojos con asombro:
¿cómo pudo aquel joven, hace casi dos siglos,
tener noticias claras de mi vida,
conocer mis afanes, registrar mi cansancio;
ante la noche hacerse una pregunta
cuya respuesta ignora todavía la noche,
y escribir todo eso con palabras
que supieron burlar las celadas del tiempo?
¿Y para qué apuntar entonces con torpeza
lo que otros dijeron con acierto,
y para qué vivirlo? Y sin embargo,
la vida sigue siendo hermosa y triste,
y esos versos de sombra, extrañamente,
han traído la luz hasta esta tarde.
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10 comentarios:
no me gustan los poemas que tratan sobre poemas. Pero esta vez hago una excepción.
Para no ser un plagiador había que nacer en el 5.000 a. de C. y escribir con punzón sobre las piedras. Luego, a partir de ahí, ya todos plagiaron a los primeros.
Al cabo, los humanos tampoco tienen muchas cosas esenciales que decir. Por eso nos repetimos tanto.
Muchas veces son plagios involuntarios. Aquí no hay oficina de patentes, menos mal.Para plagios-plagios los de don Camilo y el Planeta.
¡¡¡¡Oh, Leopardi!!!!:
Entonces con angustia
yendo a llorar, y delirando, henchidas
las pupilas de llanto sin consuelo,
dejé el sueño. Sin embargo ella
quedó en mis ojos. Y en el rayo incierto
del sol me pareció seguirla viendo.
Tragi, yo sí tengo.
El que en muchos peligros se mete, pon que salga una vez, pero no siete.
No debes olvidar que un rostro alegre siempre te está enseñando algo.
(LUIS ROSALES)
Las veletas egocéntricas están seguras de que hacen girar al viento.
(ARRABAL)
Cuando voy a la casa
de mi chiquilla,
se me hace cuesta abajo
la cuesta arriba.
Y cuando bajo,
se me hace cuesta arriba
la cuesta abajo.
Gato dormido,
toda la paz del mundo
vive en sus ojos.
(RAPHAEL BALDAYA)
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