Querido Telémaco,
Los griegos, debe ser: los griegos, quién si no,
pueden dejar en tierra extraña tantos muertos…
De todos modos, el camino que me lleva al hogar
resulta que se alarga demasiado.
Como si Poseidón, mientras perdíamos el tiempo,
hubiera dilatado el espacio.
Ignoro dónde estoy y lo que veo ante mí.
Al parecer, una isla, sucia, arbustos,
casas, gruñir de cerdos, un jardín
abandonado, cierta reina, hierba y pedruscos…
Telémaco, querido, en verdad
todas las islas se parecen una a otra
cuando es tan largo el viaje: el cerebro ya
va perdiendo la cuenta de las olas,
el ojo, tiznado de tanto horizonte, echa a llorar,
la carne de las aguas obtura el oído.
No recuerdo ya cómo acabó la guerra,
ni recuerdo cuántos años tienes hoy.
Hazte hombre, Telémaco, y crece.
Sólo los dioses saben si hemos de encontrarnos.
Tampoco ahora ya eres el chiquillo
ante el cual detuve aquellos toros.
Hoy, de no ser por Palamedes, estaría a tu lado.
Pero tal vez sea mejor así: pues sin mí
te has librado de los males de Edipo,
y en tus sueños, Telémaco, ignoras el pecado.
5 comentarios:
El hombre, para ser hombre,
necesita tres partidas:
hacer mucho, hablar poco
y no alabarse en su vida.
Al conejo y la perdiz, pon el mismo perejil.
Con vencejo y codorniz, un poco de regaliz.
Cierra una tienda
y me siento culpable
de comprar poco.
(CUQUI COVALEDA)
Añorante ya de este verano que veo...
(PESSOA)
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