sábado, 5 de abril de 2014
Mi oferta de alegría (por Félix Grande)
Contempla todo esto, mujer de tu hombre.
Pongo a tus pies mi oferta de alegría,
lo que me queda por vivir, el arrepentimiento
agusanado, la gratitud florida. Tenme.
Pongo a tus pies lo que me queda.
Siempre fuimos más jóvenes que hoy:
nunca tan juntos. Nunca tan destino.
Éste era el premio. Y aquí está. Y ahora:
precisamente, arrugamente ahora.
Nuestra vida reunida, cauterizada, entera: mírala.
Mírale la carita a la palabra Ahora:
cinco letras omnipotentes.
...Yérguete de la silla. Apóyate en mi brazo.
Ponte guapa, que estamos convidados
a una pizca de tiempo inmenso.
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7 comentarios:
Grande como él.
Qué maravilla! Gracias por tanta belleza.
La poesía para mí es como un cable a tierra. En verdad me dedico a la producción de ropa de mujer por mayor, pero hace poco encontré un refugio intelectual en la poesía.
Hola, amigo Halman. Nos alegra mucho verte por aquí. ¿Sabes?, lo de la poesía como "un cable a tierra" me ha gustado. Es curioso que para mucha gente vendría a ser lo contrario, una especie de "cable a las nubes", o sea, una forma de escapar o zafarse de lo prosaico de la vida, algo así como un refugio. Así que tu visión de la poesía como un "cable a tierra", esto es, algo que conecta con la vida y las cosas de aquí abajo, me parece muy sugerente y digno de reflexión. Un saludo muy cordial.
(Sandra Suárez)
Parque infantil.
Dos ancianas se mecen
en un columpio.
(RAFAEL BALDAYA)
La Historia es como la morcilla: llena de sangre y además se repite mucho.
(VALLE INCLÁN)
A todas partes se va por la calle principal.
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