sábado, 13 de septiembre de 2014
Esperando el despegue (por Santiago Venturini)
en fila ascendemos
a la cápsula de un colectivo.
la nave espacial
de una película vieja:
tableros de plástico botones
que no sirven para nada,
pantallas de un futuro
que ya pasó.
los torsos se acomodan
en asientos numerados.
somos todos lo mismo:
cuerpos en reposo
esperando el despegue
después de la comida el sexo
o la televisión.
y cuando nos impulsan las turbinas
ya no importan las luces de esas casas
que esconden familias anestesiadas,
ni esa iglesia improvisada en un galpón
lleno de fieles levantando los brazos
bajo unos fluorescentes implacables.
a toda velocidad
cruzamos la galaxia de los campos
en la que las estrellas frías se mezclan
con los asteroides de los autos
y supermercados cerrados.
hasta que en el espacio negro
aparece
la superficie decepcionante de un planeta:
una masa eléctrica de postes
carteles y basura.
el piloto grita nombres de calles
y en ese momento
dejamos de ser astronautas
para volvernos los terrícolas comunes
que ven de vez en cuando la luna
desde una ventana.
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5 comentarios:
Llevo una jungla,
un bosque de bacterias
siempre conmigo.
(CUQUI COVALEDA)
Quien sabe que es profundo se esfuerza en ser claro. Quien quiere parecer ante la masa como profundo se esfuerza en ser oscuro. Pues la masa tiene por profundo todo aquello cuyo fondo no alcanza a ver: ¡Es tan miedosa y le repugna tanto entrar en el agua!
(NIETZSCHE)
Quien indebidamente revela los secretos de otro, es un traidor. Quien indebidamente revela sus propios secretos, es un imbécil.
(VOLTAIRE)
Nadie puede comprender DEL TODO a nadie.
A mis pobres ojitos
yo ya los tengo
abonados al llanto
y al sufrimiento.
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