viernes, 5 de septiembre de 2014
Por debajo de todo (por Philip Larkin)
Aparte de todo esto, el deseo de estar solo:
por mucho que el cielo se oscurezca con invitaciones
por mucho que sigamos las instrucciones impresas del sexo
por mucho que la familia se fotografíe bajo el asta de la bandera:
aparte de todo esto, el deseo de estar solo.
Por debajo de todo, un anhelo de olvido:
a pesar de las astutas tensiones del calendario,
el seguro de vida, los programados ritos de fertilidad,
la costosa aversion de los ojos a la muerte:
por debajo de todo, un anhelo de olvido.
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6 comentarios:
Toa la noche sin dormir
sentadico en mi petate
y acordándome de ti.
Si puedes entender que tus seres queridos estén demasiado ocupados para dedicarse a ti...
Si puedes pasar por alto que la gente se moleste contigo cuando por causas ajenas a ti, algo va mal...
Si puedes aceptar la crítica y la culpa sin resentimiento...
Si puedes enfrentarte al mundo sin mentiras ni engaños...
Si puedes activar tensión sin ayuda médica...
Si puedes relajarte sin licor...
Si puedes dormir sin ayuda de drogas...
Si puedes hacer todas estas cosas...
Entonces probablemente eres el perro de la familia.
Si puedes iniciar el día sin cafeína ni pastillas estimulantes…
Si puedes ignorar alegremente dolores y molestias…
Si puedes soportar a gente aburrida quejarse de sus problemas…
Si puedes comer lo mismo todos los días y estar agradecido por ello…
Si puedes entender que tus seres queridos estén demasiado ocupados para dedicarse a ti...
Si puedes pasar por alto que la gente se moleste contigo cuando por causas ajenas a ti, algo va mal...
Si puedes aceptar la crítica y la culpa sin resentimiento...
Si puedes enfrentarte al mundo sin mentiras ni engaños...
Si puedes activar tensión sin ayuda médica...
Si puedes relajarte sin licor...
Si puedes dormir sin ayuda de drogas...
Si puedes hacer todas estas cosas...
Entonces probablemente eres el perro de la familia.
El verbo amar no admite el imperativo.
Como no soy el río Tajo,
a veces ando hacia arriba
y a veces ando hacia abajo.
Me pregunto: dónde está la belleza, dónde el bien.
Yo sé que existen.
Los he besado con mis propios labios.
He pasado mis dedos azulados por sus suavísimos contornos.
Yo misma he sostenido sus pilares y pinté sus colores y pronuncié sus nombres.
Dónde afluyó entonces todo eso, dónde ha parado.
(SARA MESA)
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