La iglesia donde duerme el órgano. La nave silenciosa.
Cerrado, mudo el coro. Todos los cirios apagados.
Ni siquiera un débil eco moribundo de cánticos latinos.
Tan sólo, en un rincón y sobre un banco, un alma piadosa.
Una pequeña anciana, absorta y desdeñosa
de la tierra, entusiasmada en vértigos lejanos
y ridícula (lo acepto) a ojos de libertinos,
pero a los de Jesús humilde y deliciosa.
Está rezando. Y rezará por vosotros, por mí, mañana,
si muero. Su mano en paz desgrana
las cuentas del rosario. Toda su vida adora.
Lo que su corazón guarda, ¿lo sabe acaso el vuestro?
Y cuando se aleja, bajo su toca negra,
lento el paso, ella sabe lo que Voltaire ignora.
3 comentarios:
Lo accesorio enturbia lo principal.
Entre paredes,
mesas, cocinas, camas
va el ascensor.
( CUQUI COVALEDA)
En todas partes del mundo
sale el sol por las mañanas.
Para mí sale de noche,
cuando subo a tu ventana.
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