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viernes, 22 de junio de 2018

El viento que agita las espigas (por Katharine Tynan)


Hay música en mi corazón todo el día,
la oigo en la aurora y en el crepúsculo,
proviene de ignotas tierras lejanas,
el viento que sacude las espigas.

Por encima de los montes bañados en rocío
el cielo cuelga suave y perlado,
un mundo de esmeraldas escucha deseando
al viento que sacude las espigas.

Sobre las cimas azuladas de las montañas
la alondra esconde su melodía,
y las rocas continúan la sinfonía
del viento que sacude las espigas.

Incluso en verano, pasada la primavera,
me convoca tarde y temprano;
"vuelve a Casa, vuelve al Hogar", así suspira
el viento que agita las espigas.



5 comentarios:

casa de citas dijo...


No hay nada nuevo bajo el Sol, pero cuántas cosas viejas hay que no conocemos.

(BIERCE)

Dimes Y Diretes dijo...

Lo lírico apoya las palabras en las cosas por conveniencia, porque las cosas no son más que el lastre del idioma. Lo lírico conjura la materia y la realidad deformándolas, transmutándolas en cosas que no existen.



(RAFAEL BALDAYA)

cajón desastre dijo...

Pensar en la sensibilidad ajena es estar seguro de no actuar.



No hay acción, por pequeña que sea —y cuanto más importante, más cierto es esto—, que no hiera a otra alma, que no ofenda a nadie, que no contenga elementos de los que, si tenemos corazón, no nos tengamos que arrepentir.



Muchas veces he pensado que la filosofía real del eremita acaso consistiera antes en evitar ser hostil, por el simple hecho de vivir, que en tener cualquier pensamiento directamente relacionado con aislarse.

(PESSOA)

TóTUM REVOLùTUM dijo...

No sé ni cómo, ni cuándo, ni qué cosa
sentí, que me llenaba de dulzura:
sé que llegó a mis brazos la hermosura,
de gozarse conmigo codiciosa.

Sé que llegó, si bien, con temerosa
vista, resistí apenas su figura:
luego pasmé, como el que en noche oscura
perdido el tino, el pie mover no osa.

Siguió un gran gozo a aqueste pasmo o sueño
—no sé cuándo, ni cómo, ni qué ha sido—
que lo sensible todo puso en calma.

Ignorarlo es saber; que es bien pequeño
el que puede abarcar solo el sentido,
y éste pudo caber en sola el alma.

(MEDRANO)

Alifanfarón de la Trapobana dijo...

Abráçame, Juana, más,
que no son buenos abraços
cuando no llegan los braços
a cruçarse por detrás.