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sábado, 9 de noviembre de 2019

O un triángulo que se diluye (por Pablo de Rokha)


Lo fabricó el hombre, lo fabricó a su imagen y semejanza, 

y es una gran congoja y un hombre inmenso que continúa a todos los hombres
con todos los hombres muy hombres hacia lo infinito, un sueño, todo un sueño
o un triángulo que se diluye en las estrellas claras.
¡Cuánto dolor necesitó la tierra para crearte, Dios, para crearte!
—¡cuánto dolor!—. ¡Gesto de la angustia del mundo, enfermedad de la materia y enorme — enorme manía de enormidades!
Aquella gran caricatura humana, Dios, llena los cielos vacíos, las tristes conciencias y las congojas grandes y su voz de cadáver neutro resume
y suma, para el hombre, todos los gemidos de las cosas y, además, lo otro lejano, en su actitud corriente y desconcertante como palabras de mujer
o niño ingenuo. Dios malo, Dios bueno. Dios sabio, Dios necio; y Dios que
tiene pasiones y gestos, virtudes y vicios, mancebas o hijastros adulterinos
y oficina como un boticario, como un peluquero cualquiera.
Por él, sólo por él la tierra escupió los cándidos frutos de la tierra, 

y el hombre negó al mundo enorme, cuando negó al mundo; ¿quién fue, quién fue jamás, quién fue más amado que él? ¡Él y sólo él fue lo más amado
y no era nada, nadie, nunca, nunca, nunca fue, nunca, nunca, nunca!...
Tragedia de Dios por Dios y la mayor infamia de los siglos, la mentira y la patada fenomenal a los derechos de la vida.
Dios contestó sonriendo, contestó Dios en Dios las más tremendas,
las más oscuras, las más funestas interrogaciones y la gran pregunta de las cosas; 
pero las más tremendas, las más oscuras, las más funestas interrogaciones y la gran pregunta de las cosas aún, aún no han sido contestadas,
todavía, todavía no han sido contestadas; Dios aplastó la tierra (¡oh hipopótamo sagrado!) con las patas inmundas y hoy las huellas perduran sobre los caminos y la panza trágica de los mundos.
Ennegreció y emputeció la vida con la pintura negra de los sueños y orinó la dignidad del hombre.
Dios, por lo único que te admiro es porque no existes... "¡Dios!,
¡Dios!...,", aúllan los pueblos y las viejas, las viejas y los pueblos por las llanuras teológicas... ¡Callad!..., idiotas, callad..., callad... Dios sois
vosotros.
Gran ala absurda, Dios se extiende sobre la nada.


2 comentarios:

DaniPovedano dijo...


Di el porqué del porqué, Dios de silencio.

cajón desastre dijo...

Los dioses nos envidian porque somos mortales, porque cada instante nuestro podría ser el último. Todo es más hermoso porque hay un final.

(DANIEL HORMEÑO)